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Los civiles libios viven enclaustrados por miedo a las bombas



    Los pocos civiles que no han huido de los combates entre rebeldes y ejército en el este de Libia se encierran en sus casas para evitar correr la suerte de los que han muerto bajo las bombas o las balas de francotiradores.

    Esta región desértica a orillas del mar, donde el frente parece estabilizado después de dos días a medio camino entre la terminal petrolera de Brega y la ciudad de Ajdabiya (unos 80.000 habitantes, en el sur de Bengasi), los pueblos son escasos y los habitantes poco numerosos.

    En las casas de una planta de cemento perdidas en el océano de arena y rocas, algunos se resisten a marcharse. Han cerrado sus puertas con candados, esperan y rezan. A menudo, sin electricidad ni agua aunque con reservas de víveres.