¿Y qué más da si hay o no Gobierno?
Mariano Guindal
Como en la película de Federico Fellini E la nave va (1983), la economía española va, a pesar de la creciente desaceleración. Es como si nos hubiésemos acostumbrado a vivir con un gobierno provisional como ocurre en Italia. Por tanto, poco más da que Pedro Sánchez sea investido presidente o no sea investido y que vayamos a unas nuevas elecciones.
La gente nos hemos acostumbrado a la inestabilidad política como algo natural. Los políticos se han convertido en un mal necesario, con el que hay que convivir, igual que con el agobiante calor o con las pesadas moscas.
Mi amigo Enric Juliana me comenta que eso de la inestabilidad se ha convertido en un mito, en un arma arrojadiza o de presión. Pero si analizamos bien la situación, España es el país más estable de Europa. Solo hay que echar un vistazo a Italia, Inglaterra, Francia o Alemania. En todas partes cuecen habas y las cosas siguen funcionando.
Por tanto, según esta teoría no pasaría absolutamente nada si Pedro Sánchez pactase un Gobierno de coalición con Podemos con presencia del propio Pablo Iglesias. ¿Nos castigarían los mercados de capitales?; ¿la prima de riesgo se dispararía como una flecha? No necesariamente. Al final, los mercados se mueven por otro tipo de cosas mas tangibles, como la amenaza de una guerra en el Golfo Pérsico o de un Brexit sin acuerdo.
De hecho, cuando Lula llegó a la presidencia de Brasil los mercados se pusieron muy nerviosos, hasta que comprobaron que el Partido de los Trabajadores no llegaba para hacer la revolución, sino una serie de reformas necesarias.
En Portugal se cumplen tres años del acceso al poder del socialista Antonio Costa quien, apoyado por el Bloco de Esquerda (comunistas y verdes), está logrando el aplauso de Europa y de las agencias crediticias. "El Gobierno de la geringonça", o sea, de la chapuza, como lo bautizaron los analistas, ha demostrado que puede hacer las cosas mejor que las hicieron los del centro derecha. Por tanto, lo que tenga que suceder que suceda, sin necesidad de que nadie se rasgue las vestiduras. Como reza el dicho popular, todo lo que da luz da sombra y viceversa.
De esta misma opinión parece ser Pablo Casado, que está animando a Albert Rivera a que se mantenga en su actitud y no permita una investidura de izquierdas. ¡No pasa nada! Según se escucha en ciertos círculos conservadores, "Rivera está demostrando una madurez sorprendente al negarse a pactar con Sánchez. En realidad, es éste el que no quiere un Gobierno de centro izquierda como ha demostrado en Navarra. Solo trata de utilizar a Ciudadanos para reforzar su posición negociadora ante Podemos. Se equivocan Garicano y los suyos a quien les están utilizando como tontos útiles".
Si esto fuese cierto, Rivera simplemente tendría que hacer una oferta a Sánchez con condiciones muy exigentes para que el dirigente socialista la rechazara. De esa manera, la presión pasaría del tejado de Ciudadanos al de los socialistas. ¡Pero no! Eso sería un gesto de incoherencia. Es mejor apostar por la inestabilidad, ¡no pasa nada!