Firmas

Políticas sobre inmigración: moros y cristianos


    Joaquín Leguina

    Se ha defendido con argumentos "humanistas" que las políticas sobre inmigración en los países desarrollados deberían respetar y mantener vivas las "culturas" previas de los inmigrantes. Giovanni Sartori, por su parte, siempre estuvo en contra porque creía, y con razón, que conduce al gueto. Y si no que se analice la nefasta política francesa, que ha creado guetos difíciles de gobernar. Pero el analista italoamericano fue más allá y afirmó que la cultura islámica es incompatible con la democracia.

    ¿Hay alguna evidencia empírica que sustente la afirmación de Sartori? Si tomamos una foto fija de los sistemas políticos en sociedades mayoritariamente islámicas nos encontramos con la triste verdad de que sólo una cuarta parte de los 47 países con mayoría musulmana puede equipararse a una democracia y entre ellos no está ninguno de los principales países de habla árabe; sin embargo, la Encuesta Mundial de Valores (EMV), realizada en 1995-96 y repetida en 2000-02, abarcando al 80% de la población mundial, no avala esa apresurada sensación.

    Veamos: En occidente, el 86% de los encuestados está de acuerdo con los ideales democráticos, pero ese porcentaje es superado en los países musulamanes (87%). Entre los jóvenes occidentales la igualdad entre hombre y mujeres era apoyada por el 86%; los jóvenes musulmanes la apoyaban en sólo en un 60%. Según se deduce de los datos de la EMV, la correlación negativa entre la igualdad (entre varones y mujeres) y la religión pasa por otra variable más significativa: las prácticas democráticas de los países en los que viven los encuestados. Veámoslo a través de otra pregunta, la aceptación o no de la homosexualidad.

    Ante la pregunta sobre si la homosexualidad está justificada, la mitad de los encuestados en todo el mundo respondió que nunca. Más del 90% en Egipto, Bangladesh, Irán y CHina y 71% en la India. Frente al 32% en EEUU, 26 en Canadá, 25 en Reino Unido y 19 en Alemania, pero de la EMV se deduce también que la variable religión es poco relevante respecto a la defensa de esos valores de tolerancia e igualdad. Lo que sí influye, y mucho, son dos variables: 1) El régimen político bajo el que viven los encuestados y 2) el nivel de desarrollo del país.

    La relevancia del desarrollo económico sobre los valores de igualdad de género queda de manifiesto contemplando los datos de la India, un país democrático, que fue dirigido durante quince años por una mujer, Indira Gandhi, donde, además, la igualdad entre hombres y mujeres está garantizada por la Constitución.

    Sin embargo, allí, casi el 50% de los varones cree que en el Gobierno sólo deben estar los hombres, mientras que en Turquía, con una mayoría de población musulmana, pero con un mayor desarrollo económico que la India, las opiniones a favor de la igualdad entre hombres y mujeres son ampliamente mayoritarias.