Firmas
¿Somos lo que comemos?
Joaquín Leguina
A día de hoy no sabemos si en el futuro se podrá comer carne o habrá que inventar otra cosa, pero la alimentación ha preocupado desde siempre a todo bicho viviente. Nada más lógico, pues si no comes mueres. Pero de ahí a decir -como muchos veganos- que eres lo que comes hay un trecho demasiado grande como para saltárselo a la torera. ¿De dónde viene este mito? Aunque parezca mentira, al primero que se le ocurrió este aserto era un ilustrado francés que se llamaba Jean Anthelme Brillat-Savarin, un hombre muy respetado que formó parte de los Estados Generales. El libro de Brillat-Savarin Fisiología del gusto se publicó en 1825 y es considerado el primer tratado de gastronomía. La cita del autor francés es literalmente "dime lo que comes y te diré lo que eres". La cita original la escribió en una reseña sobre el libro Enseñanza de la alimentación para el pueblo, de Jacob Moleschott, publicado en 1850. También el filósofo alemán Ludwig Feuerbach, que tanto preocupó a Karl Marx, escribió en 1850 las siguientes y muy atinadas palabras: "Si se quiere mejorar al pueblo, en vez de discursos contra los pecados, denle mejores alimentos. El hombre es lo que come".
Pero lo escrito por Feuerbach no se debe interpretar al pie de la letra, sino que ha de hacerse en el sentido de la alimentación. Así que no se trataba de ningún vegano ni tampoco de un esotérico. Dejemos las cosas claras: lo que comemos no tiene ninguna influencia en nuestro carácter o en nuestros comportamientos, pero sí es una expresión cultural en tanto que costumbre ligada al gusto gastronómico, generalmente adquirido en nuestra vida familiar. En palabras de J. M. Mulet, "hay muchos casos en los que la forma de definirnos como grupo, o en la que nos definen los demás, se basa en nuestra comida. Por ejemplo, cuando los holandeses fundaron Nueva Ámsterdam (lo que luego sería Nueva York), los ingleses los llamaron Jan Kaas de forma despectiva, haciendo referencia al nombre más común (Jan) y a su costumbre de comer queso (kaas) en holandés. De ahí viene el apelativo de yankee. Si los primeros pobladores de la actual Nueva York hubieran sido valencianos, ahora uno de los equipos de béisbol de la ciudad se llamaría los Vicent Paella. Para Mulet, "no somos lo que comemos sino que comemos lo que somos, pues nuestras costumbres gastronómicas son parte de nuestra cultura".
Aunque la cocina inglesa sea la peor de Europa, eso no hace a los británicos ni peores ni mejores que los demás europeos, por ejemplo, los vascos. A este propósito, un profesor vallisoletano nos decía a sus alumnos de la facultad de Ciencias Económicas de Bilbao lo siguiente: "Los vascos llegaron los últimos a la misa y a la mesa y se tomaron ambas con gran interés". En efecto, antes de que las carreteras transitables pusieran al País Vasco en relación con el resto de la península y pudieran comer trigo, cordero y, en general, buena carne, en lo que hoy es el País Vasco se comía fatal.