Firmas
Mejor debatir que cerrar en falso con una lista única y dirigida
- En el PP hay mucho voto cabreado, y las razones son múltiples
- La falta de autocrítica ha sido clave para la caída en picado
Carmen Obregón
El día de la Junta Directiva Nacional, el día en el que Mariano Rajoy le dijo a su partido Au Revoir!, dejó pequeños garbancitos en el camino con mensajes ni siquiera cifrados. Uno de ellos es que este partido, aunque es obra de miles de voluntades trabajando por unos ideales compartidos y una vocación de servicio a su país, no es nada sin la militancia que tiene detrás. Y aunque es verdad que la militancia, hasta ahora, no he tenido muchos canales para evidenciar su fuerza, no es menos cierto que ese tiempo de atrás ha cambiado, y el afiliado quiere votar y decidir quién pilotará el futuro de la formación de centro-derecha.
Los movimientos por impulsar una candidatura única, a fin de que el partido no se desangre, o quién sabe, evite que se le pegue una patada en el tafanario a más de un dirigente rancio, que a estas alturas más que sumar, resta, no está en consonancia con lo que demandan los votantes, que ven en general cómo el resto de partidos hacen guiños por abrir una ventana de democracia en el funcionamiento interno de los partidos. En el mundo civilizado y democrático, estas maneras ya no se llevan. A fin de cuentas, quien vota, decide. Y es más, quien gana unas primarias, o un congreso, como el del PP, que por primera vez le dará voz a la militancia eligiendo a la mayor parte de los compromisarios, legitima el liderazgo del proyecto ganador, y sobre todo, calla a los que siempre criticaron al Partido Popular por practicar a nivel nacional la dedocracia.
Un congreso abierto, exento de ponencias, que no de debate, es una gran oportunidad regeneradora de escuchar y confrontar el pensamiento lineal que ha presidido hasta ahora, lo que se apreciaba en las juntas y comités en los que nadie levantaba la mano para no quedar reprobado e ingresar ipso facto en el apartado de los freekes.
En el PP hay mucho voto cabreado, y las razones son múltiples. La falta de autocrítica ha sido clave para la caída en picado en las urnas. Y encontrar el camino de la renovación pasa por la catarsis y el hallazgo del diagnóstico. De no hacerlo, hay quien espera detrás de la esquina.