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El sistema sanitario arrasado que dirigirá la ministra Carmen Montón

  • El tono más duro y escorado del Gobierno hasta ahora es el suyo
  • Ha asociado la sanidad privada con todos los males del universo
<i>Carmen Montón, este viernes antes del Consejo de Ministros. Foto: EFE</i>

Víctor Arribas

El Consejo de Ministros nombrado por el presidente del gobierno Pedro Sánchez ha causado grata sorpresa en la sociedad, si nos atenemos a los análisis a bote pronto que se han escuchado esta semana. A falta de encuestas que recojan dentro de un par de días la esperada subida del PSOE tras su acceso al poder, la impresión general ha sido buena y augura una larga segunda mitad de legislatura, hasta que allá por 2019 el jefe del ejecutivo se disponga a convocar las elecciones, tal vez un par de meses como mucho antes de los cuatro años marcados por la Constitución. Los problemas que tendrá en el Congreso por su debilidad, por ser el primero en gobernar sin haber ganado en las urnas, se conjugarán con una crítica favorable y una política de gestos más que de gestiones que contentará a la mayor parte de los ciudadanos. Las mejores condiciones para abordar un triunfo electoral más que probable. Montón recuperará la sanidad universal, que arrebataron en 2012, y estudiará un cambio en el copago farmacéutico.

Todo lo que han dicho los nuevos ministros en el traspaso de sus carteras va en esa dirección: causar buena sensación en la opinión pública y dar al relevo un barniz de normalidad que es muy saludable en las democracias modernas. Pero los primeros problemas pueden venir por Cataluña: la combinación de un José Borrell que reconoce y diagnostica éste como el problema más grave de España y Meritxell Batet que apuesta por un diálogo del que desconocemos más detalles, descoloca un poco el juicio sobre las intenciones de Pedro Sánchez frente al desafío independentista. Ya se especula con una recuperación de las leyes recurridas al Tribunal Constitucional por el gobierno anterior y anuladas por el Alto Tribunal.

De entre todos los discursos y el tono de las intervenciones en la llegada al gobierno, el más duro y escorado ha sido el de la ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social Carmen Montón. Se ha propuesto recuperar un sistema sanitario que considera arrasado por el PP, y su objetivo será reconstruirlo. La mera visita para una consulta de cualquier ciudadano a instalación alguna del sistema público de sanidad español desmiente la exagerada afirmación, que no obedece sino a una ideologización desafortunada de este sector en el que desgraciadamente se ha hecho política con demasiada intensidad en los últimos años.

Montón defiende el carácter absoluto de lo público en la sanidad española. La asociación de sanidad privada con todos los males del universo se viene abajo con dos rápidos argumentos: la colaboración magnífica que prestan los hospitales privados a los públicos para complementar sus necesidades, y la utilización de conciertos y de la gestión privada de centros públicos en comunidades como Andalucía, donde el PSOE gobierna desde que existe la institución y donde las denuncias por privatización no han tenido la intensidad que alcanzaron las escuchadas en otros territorios.

La nueva ministra señala además, y lo hace desde sus tiempos de diputada y más tarde consejera en Valencia, que los derechos de los ciudadanos en relación con la sanidad han sido arrebatados. Ahora tendrá la oportunidad de devolverlos en caso de que así haya sido, aunque es probable que su llegada al despacho del Paseo del Prado le

desmienta muchos de los males que quiso ver en un sistema sanitario que es modelo para países como Estados Unidos.