¿Cómo mejorar el desempeño profesional?
- Disfrutar en el trabajo aumenta la concentración exponencialmente
Jordi Vilá
"Y ganarás el pan con el sudor de tu frente". Esa frase bíblica es la que hace que pensemos que el trabajo debe ser penoso, que no se va a hacer amigos, que todo debe ser serio y protocolario.
Sí, es cierto que quizás no sea "diversión" la palabra más adecuada así que propongo cambiarla por "disfrutar", algo que el diccionario de la RAE define como "gozar, sentir placer", una definición más ajustada y que encaja con un concepto que definió Csikszentmihalyi (1990), el del "No tiempo".
Cuando estamos en estado de fluidez el tiempo simplemente toma una dimensión distinta y parece volar, las horas pasan en cuestión de segundos y todo el universo se contiene en aquello que andamos haciendo. Cuando uno disfruta realizando su trabajo la capacidad de concentración aumenta exponencialmente, la calidad de lo realizado es muy superior y la disposición al sacrificio también, mermando la queja, el desánimo y el victimismo que aparecen en entornos de desazón corporativa.
Cuando nos divertimos nuestro cuerpo segrega endorfinas, opiáceos endógenos que provocan sensación de bienestar y nos impulsan en nuestro desempeño. Por el contrario, en situaciones de estrés el cuerpo segrega adrenalina y cortisol, poderosas hormonas que llegan a suprimir el sistema inmunológico con todo lo que ello implica.
En estado de bienestar nuestra creatividad se incrementa, los retos se ven posibles y parece que el cansancio no tenga cabida, las relaciones sociales se permeabilizan y surgen soluciones allá donde antes solo había problemas.
En mi labor como consultor y facilitador durante más de 30 años, he podido contrastar cómo la atracción del talento se daba con mayor facilidad en compañías cuya satisfacción de los empleados era mayor, en las que además el absentismo era menor.
No es una cuestión baladí. Hay compañías en las que la diversión y satisfacción de los empleados es patente y se transmite a todo el ecosistema empresarial, convirtiéndose estos en los primeros embajadores de la empresa. Está comprobado que los niveles de productividad se incrementan y ello se refleja en la cuenta de resultados, algo que también hace felices a los accionistas.
Una de las funciones del líder es, precisamente, identificar la forma en que sus colaboradores disfrutan con el trabajo para dotarles del terreno y los medios adecuados para su desarrollo. ¿Cómo hacerlo? Escuchándolos y teniendo la valentía para llevar a cabo acciones disruptivas que permitan la eclosión del talento.
Pero como no puede ser de otra manera, a lo largo de nuestra carrera profesional también encontraremos agoreros que denuncien lo que para ellos es el "buenrollismo" organizativo y que son capaces de enrarecer un buen ambiente de trabajo. Están muy lejos de la realidad. Cualquier colaborador de una organización sabe que esa manera de ver las cosas solo empuja a las empresas a su quiebra y a ellos a las filas del desempleo.
A lo largo de años de trabajo he podido comprobar que la mayoría de los líderes tienen una preocupación real y sincera por las personas de su equipo, independientemente del rigor y la exigencia que apliquen para extraer el máximo talento de ellas. De hecho, los líderes que se preocupan por su gente pero manteniendo la exigencia y el rigor consiguen que sus empleados se sientan orgullosos de sí mismos por haber dado el máximo, incluso a veces más allá de los límites que pensaban que tenían. Eso también es una manera de "disfrutar" durante el desempeño profesional. Trabajar con alguien que confía en que puedes dar más de lo que crees es un aliciente que te invita a seguir desarrollándote.
Por eso, no perdamos el tiempo en lugares de espíritu oscuro. Trabajemos para dirigirnos hacia entornos que nos satisfagan y permitan nuestro crecimiento y el de las personas que nos rodean. Crear un buen ambiente no está solo en manos de los que ocupan puestos de alta responsabilidad. Todos tenemos la posibilidad de mejorar nuestro entorno más próximo. Solo hay que ser valientes y aplicar la máxima: "aquí nos tomamos muy en serio divertirnos trabajando".