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¿Castellano o español?

    <i>Foto: iStock</i>

    J. R. Pin Arboledas

    Hablo con una antigua alumna; dirigí su tesis doctoral. Profesora acreditada por la Aneca (la agencia universitaria estatal), trabaja en una universidad en una comunidad autónoma de "idioma propio". La Consejería de Educación de dicho territorio tiene un plan de inmersión para ese idioma. Su conocimiento, demostrado por un examen local se le exigirá como requisito para mejorar en la carrera académica. El caso es que la profesora da clases en inglés y castellano. Se supone suficiente conocimiento en esos idiomas para una investigadora que ha publicado en "Journals" internacionales y asistido a Congresos en todo el mundo.

    Pero si la profesora no demuestra su suficiencia en el idioma propio de la comunidad no podrá ser contratada en la escala superior, si se aplica la nueva normativa. Podría aprobar sin grandes dificultades el siguiente nivel de ese idioma. Pero considera que su tiempo sería más provechoso para ella y sus alumnos dedicándolo al inglés, por poner un ejemplo. Podría incluso pensar en trasladarse a Madrid para obviar el obstáculo. Lo sorprendente es que hasta la fecha esa comunidad autónoma ha sido acogedora y ha crecido, entre otras cosas, por la acumulación de talentos que supo integrar. Nunca, hasta la fecha, la lengua propia fue un inconveniente para ello, al revés convivió perfectamente con el castellano o deberíamos llamarle ¿español?

    Viajo mucho por Iberoamérica. Allí se llama español el idioma común de todos los españoles y de entre cuatrocientos millones y quinientos millones en todo el mundo, con una veintena de países donde es oficial, y en EEUU es el segundo idioma y creciendo; el tercer vehículo de comunicación en Internet. Allí, de vez en cuando, lo llamo castellano, es la costumbre de lo "políticamente correcto" que incorporé a mi lenguaje en la época de la Transición, donde fui diputado de UCD. Se trataba de no "molestar" a los partidos nacionalistas. Cosas de aquellos tiempos, por el deseo de acoger a todos los españoles en un proyecto conjunto, fueran de ideologías diversas o de territorios distintos.

    Me pregunto si debo seguir manteniendo la "corrección" política o empezar a nombrar aquí al español con su denominación internacional. Comprendo que su potencia como idioma es tal que las otras lenguas necesitan apoyo para mantenerse vivas. Los canales de televisión mas vistos son en español, los medios de comunicación más difundidos también. Sin embargo, esa defensa del idioma propio no debe convertirse en un arma política al servicio de determinadas ideologías "nacionalistas", cuando no independentistas. Tienen derecho a ser vehículos de comunicación, pero no a crear un clima de separación entre los españoles, porque son tan españolas, como lo es el "español" o ¿debería decir el castellano?