Cataluña se quedará sin empresas competitivas: solo permanecerán en la región compañías subvencionadas
Lucio A. Muñoz
Tal y como muchos españoles preveíamos, la estrategia del Gobierno del PP para frenar el separatismo catalán ha fracasado estrepitosamente. Recordemos que esta fracasada estrategia fue diseñada en gran parte por el PSOE, y apoyada al principio por Ciudadanos, aunque este partido se desmarcó de ella con posterioridad.
Y no olvidemos que la misma ha consistido básicamente en una combinación de diálogo político con la aplicación de un Artículo 155 CE descafeinado.
En este sentido, la convocatoria de las elecciones del 21-D únicamente sirvió de excusa, al objeto de no aplicar el Artículo 155 en toda su amplitud y de forma contundente.
En otras palabras, el Gobierno convocó elecciones autonómicas en Cataluña sin cerrar TV3 (la herramienta mediática del separatismo), sin intentar solucionar el adoctrinamiento independentista propio del sistema educativo catalán, sin disolver los antiespañoles mozos de escuadra, etc.
Pero, sobre todo, sin ilegalizar los partidos políticos golpistas que proclamaron la República Catalana y, por ende, permitiendo a los mismos presentarse a las citadas elecciones.
Los partidos separatistas salen reforzados
Todos estos factores los aprovecharon las formaciones de perfil independentista para proyectar las elecciones autonómicas del 21-D en clave de plebiscito independentista.
De hecho, y en virtud de los resultados de las citadas elecciones, la más que probable conformación de un nuevo desgobierno separatista en Cataluña reposicionará a estos partidos golpistas. Y los legitimará aún más ante su fiel electorado.
Y por el contrario, deslegitimará al Gobierno del PP (y al PSOE) ante el resto de españoles no separatistas. No así a Ciudadanos, por ser el partido que ganó verdaderamente las elecciones catalanas.
Del mismo modo, si se conformara definitivamente un nuevo desgobierno separatista en Cataluña, quedará acreditada la incompetencia del ejecutivo nacional para resolver el desafío secesionista.
Una incompetencia que, tras el 21-D, se ha traducido en 4 escaños en el Parlamento de Cataluña para el PP catalán. Este insuficiente número de diputados autonómicos impedirá a esta formación formar un grupo parlamentario propio.
Únicamente, el procesamiento judicial de los principales políticos golpistas, impedirá que los partidos separatistas que ostenten el gobierno de la Generalidad vuelvan a plantear otro desafío independentista en el corto plazo.
Sin embargo, estos partidos separatistas seguirán contando con sus principales fábricas de producción de nuevos nacionalistas catalanes: la política de inmersión lingüística, los medios de comunicación, etc.
Jaque mate al bipartidismo en Cataluña
Otra de las consecuencias que podemos extraer en relación a los resultados de las elecciones autonómicas del 21-D, no es otra que el jaque mate que ha arrinconado al bipartidismo en Cataluña. (Un arrinconamiento que también experimentarán los neocomunistas podemitas).
Al respecto y de forma contradictoria, no podemos olvidar que los partidos tradicionales, es decir, el PP y, sobre todo, el PSOE (y su filial catalana el PSC), son los causantes indirectos del avance del independentismo en Cataluña durante los 40 años de pseudodemocracia en España.
En virtud de diversas causas, tales como: la aceptación continuada, legislatura tras legislatura, del chantaje de los partidos independentistas, la corrupción político electoral, la omisión de sus obligaciones constitucionales y democráticas, la falta de sentido de Estado, etc.
¿Puede quedarse Cataluña sin tejido empresarial?
El nuevo Gobierno separatista, que posiblemente lo conformarán los mismos partidos que proclamaron la independencia de Cataluña, está identificado por parte de los inversores y del entorno empresarial con la inseguridad jurídica, la nula libertad económica, la falta de unidad de mercado, la asfixia fiscal, la incertidumbre política, la politización de la justicia, etc.
Tan es así, que ante el continuista escenario político económico que se avecina en Cataluña, las empresas competitivas que todavía no se han marchado de esta región, están huyendo a otras autonomías dotadas de mayor libertad económica y política.
En Cataluña, solo permanecerán las empresas subvencionadas por el régimen o la dictadura nacionalista. Es decir, aquellas empresas que, por obra y gracia del independentismo, formen parte del portafolio de proveedores del nuevo Gobierno separatista.
Y aquellas otras empresas que, debido a una capacidad económico financiera limitada, no puedan marcharse de Cataluña.
Los españoles desean una España unida
El proceso de independencia de Cataluña ha despertado a la mayoría de los españoles. Por tanto, se equivocará cualquier partido que se presente a las próximas elecciones generales sin tener diseñado un proyecto político enfocado en una España más unida que nunca.