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Los móviles y la inteligencia artificial

  • Con los códigos adecuados, las apps pueden hacer buenas recomendaciones
Imagen: Dreamstime.

Fabio Arenas

Hablarle a un teléfono para que nos recuerde una cita importante dentro de unos días y que lo anote en el calendario es algo que forma ya parte de la rutina de muchas personas. Apretar un botón para que un dispositivo busque él solito nuestro tema preferido y lo reproduzca ya no es algo de ciencia ficción. 

Nombrar a un asistente por su nombre y esperar que nos haga caso (incluso más que algunos humanos) es algo habitual. Incluso interactuar con una máquina para intentar resolver una duda con un departamento de atención al cliente es casi un estándar.

Detrás de todos estos pequeños gestos está lo que se denomina inteligencia artificial; es decir, la codificación y programación de una serie de líneas de software que permiten que nuestra vida sea más fácil. Y es algo que va a más. Según Gartner , en 2020 el 85% de las interacciones con los clientes serán gestionadas sin un ser humano.

Pero no nos engañemos. La inteligencia artificial es algo más que un asistente personal. La inteligencia artificial está en muchos lugares, pero encuentra uno de sus principales campos de aplicación en el teléfono móvil. De hecho, las aplicaciones inteligentes serán una de las diez tendencias estratégicas más importantes en este 2017.

Y no es algo que digamos nosotros, sino la consultora Gartner, que entiende por este tipo de aplicaciones algo más que simples ayudas digitales que facilitan la realización de tareas comunes, como priorizar correos electrónicos. Por eso, Gartner espera que 200 de las compañías más grandes del mundo hayan desarrollado aplicaciones inteligentes el próximo año.

¿Por qué es en el móvil donde la inteligencia artificial tiene un campo natural para su desarrollo? Por sus capacidades de personalización. Es decir, el smartphone sabe nuestra ubicación, los lugares que frecuentamos y nuestro trabajo y hogar. Puede relacionarse con el exterior y es el centro en el que conviven muchas de nuestras principales aplicaciones: calendario, correo, mapas, tareas, bancos, redes sociales, fotos… Si integramos la inteligencia artificial en todas ellas, las aplicaciones se vuelven aún más relevantes y personalizadas.

Por eso, no es de extrañar que las capacidades de la IA se estén incorporando en las aplicaciones móviles de todo tipo, haciéndolas contextualmente conscientes del comportamiento del usuario. Estas tecnologías pueden usarse para aprender los patrones de comportamiento de los usuarios para que cada sesión de aplicación sea más valiosa que la última, aumentando las tasas de retención general.

Algunas compañías ya están sacando partido de la inteligencia artificial en los entornos móviles. Por ejemplo, Taco Bell lanzó el TacoBot, una aplicación que no sólo toma órdenes y pedidos, sino que es capaz de hacer recomendaciones en el menú y ofrece respuestas a las preguntas de los usuarios.

De hecho, los servicios de recomendación son, con toda probabilidad, la aplicación más simple y eficaz de la inteligencia artificial y uno de los puntos críticos en el terreno de los móviles. No en vano, puede que el contenido sea bueno, pero no ajustado a las preferencias del usuario. Con los códigos adecuados, las aplicaciones pueden hacer recomendaciones en las que es probable que los usuarios estén interesados.

Así pues, en el desarrollo de cualquier aplicación no debería obviarse las capacidades de la inteligencia artificial. Con una sobre exposición a las app, las primeras 5 sesiones en una aplicación son cruciales para que ésta se mantenga en el teléfono del usuario. Aquellas que hagan uso de la tecnología de IA pueden aprender el comportamiento de cada usuario y hacer que cada sesión sea más valiosa que la anterior.

El uso de la Inteligencia Artificial tiene muchas posibilidades. Por ejemplo, podemos conseguir que los ordenadores apliquen el razonamiento lógico para resolver problemas, como optimizar las rutas y que lleguemos antes o que aprendan patrones de comportamiento y evitar así el fraude en los pagos con las tarjetas de crédito.

Para que todo esto sea posible y no algo de ciencia ficción, el móvil tiene que tener las herramientas necesarias para sacar partido de todo el potencial de la inteligencia artificial. El procesador del smartphone tiene, por tanto, mucho que decir para estas nuevas experiencias. Ya no basta el número de núcleos ni de cores, ni la velocidad o rendimiento de procesamiento gráfico. El chip del smartphone debe contar también con una unidad de procesamiento neuronal (NPU), el corazón que va a permitir el desarrollo de la inteligencia artificial. Y eso es lo que posibilita Kirin 970 de Huawei.