Firmas
El separatismo cumple su misión
- El independentismo logra el objetivo de hacer el máximo daño a España
- Resulta urgente recuperar la vigencia de la democracia y también del seny
Ferran Brunet
Ayer el desafío del separatismo catalán a la democracia española alcanzó su cénit. Ayer en Cataluña se tejió otro eslabón del golpe de Estado secesionista. Ayer se produjo una solemne farsa a la democracia, una mastodóntica performance propagandística con el pretexto de un supuesto referéndum de independencia.
Como durante los años, meses y días anteriores, ayer hubo prolijas y muy preparadas escenas con figurantes separatistas. De tan manidas, algunas incluso resultaron patéticas, a menudo ridículas, y a veces fueron violentas. Pero siempre son altisimamente corrosivas para el Estado de derecho. La dejación de las funciones de la policía regional obligó a la policía nacional y la guardia civil a intervenciones problemáticas. El paisaje tras la batalla es un sistema democrático en añicos, una Cataluña descompuesta, una España vulnerada.
Los separatistas han conseguido su propósito: hacer el mayor daño posible a España y a la democracia española. La tarea de hacer cumplir la legalidad y las disposiciones judiciales ha generado imágenes de incidentes y violencia que confirma el han venido a confirmar el victimismo de los delincuentes nacionalistas.En estos momentos lacerantes, podemos sintetizar el espectáculo catalán en diez aspectos.
En primer lugar, deben aplicarse las disposiciones legales existentes para que el Gobierno regional catalán rebelde sea desposeído de su ocupación de la Generalitat.
En segundo lugar, el desafío de los sediciosos catalanes al Estado de derecho tendrá catastróficas consecuencias para la democracia española.
En tercer lugar, debe cesar la propaganda separatista que consigue llevar a calles de Barcelona dos centenares de miles de desfilantes uniformados y que en el supuesto referéndum de ayer se enfrentaron a la policía escudándose en niños y ancianos.
En cuarto lugar, durante décadas, la impunidad de las acciones ilegales de los gobiernos de la Generalitat, y en particular del actual, fruto de una coalición de okupas anarco-comunistas y de ultramontanos rurales, fue el caldo de cultivo de la situación actual.
Quinto: el separatismo ha robado a los catalanes la paz, el respeto, el entendimiento, la ley y la libertad.
Sexto: independencia de Cataluña no habrá, siendo así que los separatistas no tienen la mayoría social, que no tiene base legal alguna y que el contexto nacional e internacional es hostil. Sin embargo, los derechos de los catalanes deben ser salvaguardados por el Estado español y los impactos políticos, sociales y económicos de la confrontación deben limitarse.
Séptimo: los mercados financieros descuentan que en ningún caso la secesión se producirá. No obstante, ¡ojo! ya muestran una creciente preocupación por la actual confrontación separatista.
Octavo: el precio de restablecer el Estado de derecho ha crecido con la impunidad y el calado de las sucesivas acciones de los independentistas catalanes y de su gobierno de modo que el precio actual es ya exorbitante.
Noveno: es necesario un salto de calidad en el manejo del desafío de los separatistas y de la cuestión catalana por parte del Estado español.
Décimo: finalmente, a pesar de la hondura de la crisis política actual, la democracia española saldrá de ella muy fortalecida, naturalmente.
Con la performance de hoy, donde sobresalen las imágenes negativas de los cuerpos y fuerzas de seguridad de España, se ha sobrecumplido el propósito de los separatistas catalanes de hacer el mayor daño a España y la democracia. Los independentistas perseveran, pues, en el precipicio de la confrontación y de la rebelión. Para levantar a Cataluña y a España de esta postración, urge recuperar la vigencia del Estado de derecho y el seny.