Firmas
¿Habrá elecciones generales?
J. R. Pin Arboledas
Una de las consecuencias más pronosticadas sobre el 1-O es la convocatoria de elecciones autonómicas catalanas, negada el sábado por Puigdemont pero apuntada por los analistas. Aunque si los resultados fueran similares a los actuales cambiaría poco: los mismos protagonistas, salvo inhabilitaciones que de momento no se dan y que pueden sustituirse con herederos más radicales; la misma correlación de fuerzas en Cataluña e iguales planteamientos.
Mientras, en las Cortes Generales la política del Gobierno es clara y tiene el apoyo de tres grupos parlamentarios, PP, PSOE y C's. Pero ese apoyo no es incondicional y un Gobierno en minoría que tiene que hacer equilibrios para aprobar los presupuestos, tendrá que hacerlos más complicados en el reto al que se enfrenta a partir del 2-O.
Hay que reconstruir la capacidad de convivencia de Cataluña dentro de España y evitar la contaminación que aquejó a las dos repúblicas. Lo que Machado definió con aquellas frases de: "españolito que vienes al mundo... una de las dos Españas ha de helarte el corazón". Entonces se impondría el factor emocional al racional. ¿Convendría fortalecer la racionalidad democrática mediante elecciones generales a la vez que las autonómicas catalanas?
Aumentaría la legitimidad del Gobierno resultante y cuando más fuerte más se lidera. Aunque también hay inconvenientes a esa alternativa: temporalmente crearía incertidumbres y decía San Ignacio, "en tiempos de tribulación no hacer mudanzas". Convocar no es lo mejor para la economía ni es seguro que el resultado político sea muy diferente al actual, incluso puede ser más complejo.
Sin embargo, la racionalidad de la democracia representativa se dilucida en unas elecciones con garantías, no en referéndums fantasmas. Frente al adoctrinamiento y el simplismo del sí o el no, hay que dejar hablar a los ciudadanos libres para elegir sus representantes. No tengo esa responsabilidad; pero si la tuviera me lo pensaría.