Firmas

La Iglesia y la Economía Española


    Juan Velarde Fuertes

    El mundo anticlerical español tuvo algo donde agarrarse a partir del famoso trabajo de Jovellanos, Informe sobre la Ley Agraria, preparado para la Real Sociedad Económica Matricense de Amigos del País. Hay que decir que era un colosal error que este informe se mantuviese en el Index Librorum Prohibitorum hasta la eliminación, relativamente reciente de este documento. Pero la desamortización de Mendizábal y el arreglo con Roma que, sobretodo llevó adelante Mon en el reinado de Isabel II, zanjaron definitivamente la cuestión.

    Pero, de modo absurdo, en la actualidad ha vuelto a plantearse algo así como una nueva cuestión crítica. Y desde la economía conviene subrayar algo muy importante. Todos sabemos ya que pasa a ser fundamental el incremento del PIB, porque cuanto más alto es, mejores condiciones de vida existen. Pero el PIB es una suma que suelen olvidar estos críticos, pues adiciona el volumen de cada año de los bienes y servicios netos producidos. Los servicios tienen un papel fundamental en esa evaluación. Economista ha habido que defendió que solo debían entrar en ese cálculo los servicios, o sea que el pan debía pontificarse cuando sirviese para alimentar, o un automóvil en la medida en que circulase. Pero la dificultad estadística ha impedido esa eliminación de los bienes.

    Por esa causa el sector servicios no puede ser abandonado, y en el caso de la iglesia española, ésta ¿aporta algo de ese tipo a nuestro PIB? Pues lo hace de un modo espectacular porque, por ejemplo, una enorme cantidad de españoles, desea recibir el servicio que se hace a sus hijos en el momento de bautizarlos, o en el momento en que piden auxilios espirituales durante una grave enfermedad. No se puede olvidar en este sentido aquello que dijo Edith Stein, como una de las causas del comienzo de su aproximación a la Iglesia, que fue el contemplar las consecuencias que tenía para muchos el entrar en una iglesia abierta unos momentos.

    Pero los bienes y los servicios del PIB necesitan lo que se llama originarse gracias a una función de producción, que tiene dos elementos básicos: el factor humano y el equipo capital. En el caso de la iglesia el capital humano son los sacerdotes, los frailes, las monjas. Y, muy importante en el caso de España, los templos, y otros edificios vinculados a ella destacando las Catedrales. Los servicios que origina son los solicitados por los católicos, que son numerosos, los educativos y los relacionados cada vez más con el turismo. De todo lo dicho se derivan componentes económicos importantes.

    Por mil motivos, la Iglesia posee lugares de altísima calidad artística que atrae a esa fuente de riqueza vinculada al turismo, por lo que contribuye en grado importante a mejorar el saldo de la balanza por cuenta corriente. Pero también tiene un papel grande, en todos los niveles en la prestación de servicios educativos. Añádase que a partir del famoso Sermón de las Bienaventuranzas, la Iglesia española siempre ha ayudado a las clases menos dotadas económicamente. Tiene un papel actual de complemento del Estado de Bienestar. De esto último algunos datos concretos se pueden leer en el artículo donde se analizan presupuestos de la Iglesia española en Mundo Cristiano, septiembre 2017, págs. 13-25. Sílguese de todo esto la significación actual económica de la Iglesia. Su eliminación sería, desde exclusivamente el punto de vista económico un golpe para el desarrollo español. Y, naturalmente, de ese aspecto muchos grupos ni se enteran.