¿Seguirá este desarrollo en España?
Juan Velarde
España se ha desarrollado con mucha fuerza desde 1956. Para tener una comparación con magnitudes homogéneas, si señalamos con 100 el PIB por habitante del siguiente conjunto de países, de acuerdo con los datos del trabajo de Angus Maddison, The World Economy: Historical Statistics (OECD, 2013), España en el 2001 había subido a 525,8; Francia a 321,1; Alemania a 304,8; Reino Unido a 232,8; Italia a 391,9; Suecia a 263,9; Estados Unidos a 256,1. Ahora mismo, se observa que el PIB español crece por encima de la media de la UE. Esto significa que ha surgido un fuerte impulso convergente con los países más desarrollados, ¿puede continuar?
Para ello es preciso, en primer lugar, que no exista ninguna crisis económica mundial importante. España es una economía muy abierta, y acabamos de contemplar el enorme golpe experimentado tras la última crisis mundial. Todavía no hemos recuperado la situación económica alcanzada en el año 2007.
Como mínimo es preciso que el conjunto de la economía mundial marche bien, pero también, como se señala en el análisis del Instituto de Estudios Económicos, La eficacia de las reformas estructurales impulsan el crecimiento, publicado en junio de 2017, es preciso que continúe un vigoroso crecimiento de las exportaciones, una mejora en la eficiencia energética, el mantenimiento de la reforma laboral, todo lo cual ha de ligarse con disminución del anterior fuerte incremento del déficit, sobre todo a causa de las políticas autonómicas expansivas, del problema sindical relacionado con su oposición a una cierta contención salarial.
En resumen, hubo un freno a desequilibrios con una consolidación presupuestaria, inspirada en la frase de Echegaray del "santo temor al déficit". Añádase a esto la aparición de mejoras notables en el nivel de crecimiento tecnológico y un alto nivel de eficacia contra posibles atentados terroristas, así como el mantenimiento de la que podríamos llamar línea Linde de Castro, en el desarrollo de nuestra vida financiera.
Todo eso es posible, y los recientes éxitos presupuestarios de Montoro lo ratifican, pero ¿hay seguridad en la conducta de ciertos políticos? Porque si triunfase lo que muchos plantean sobre Cataluña, todo se vendrá abajo, y en cabeza, la región catalana.