Firmas

Una publicación imprescindible


    Juan Velarde

    Ha publicado el Banco de España su Informe Anual 2016 (Madrid, 2017). Año tras año, un conjunto de magníficos economistas, que trabajan en él, ofrecen panoramas valiosísimos, no solo para economistas y empresarios, sino también para los ciudadanos y, desde luego, para orientar la política económica. Es una línea de aportaciones esenciales que, de modo sistemático, van desde la etapa de la creación del Servicio de Estudios y Fernández Baños, a la actual dirigida, como gobernador, por Linde de Castro. Uno de los documentos esenciales actualmente es el Informe Anual. Para que se comprenda esto, en el que ha aparecido este año, sobre la realidad económica de 2016, basta a mi juicio con señalar cuatro aportaciones valiosísimas.

    Comienzo con una noticia que el propio Linde de Castro ofrece en la Presentación; porque no entiendo cómo esa novedad no se está difundiendo tan copiosamente como, por ejemplo, lo que se refiere al aumento extraordinario de turistas. Concretamente, Linde de Castro nos dice que, en algún momento de 2017, el PIB español "se espera (que)... recupere el nivel del PIB previo a la crisis" (pág. 11). Pero para que a nadie se le ocurra echar las campanas al vuelo, de inmediato añade que "el empleo es todavía casi un 12% inferior" al nivel que había logrado en el momento inmediatamente anterior a la reciente, y fuerte, crisis económica. Este incremento fuerte del PIB tiene unos cimientos iniciados por ese trío constituido por Rajoy, Guindos y Montoro.

    La segunda información muestra la existencia de una economía nacional, que estaba conformada de tal suerte que los incrementos del PIB -y, a veces, también los hundimientos‑ causaban importantes déficit en nuestros intercambios con el exterior; pues bien, en los apartados La balanza por cuenta corriente y la cuenta de capital, La cuenta financiera, Un análisis de la persistencia del ajuste reciente de la balanza por cuenta corriente, hasta culminar en La evolución de la Posición de Inversión Internacional (págs. 91-112), muestran el núcleo esencial, precisamente en estos momentos, de nuestra economía. Tras leerlo, recordé que en el Banco de España, el citado Fernández Baños estimó, por primera vez, nuestra balanza de pagos, o lo que en relación con las consecuencias de nuestra incorporación a la Unión Europea señaló Luis Ángel Rojo. Y ahora, entre los párrafos, el que creo que merece la pena destacarse es el de la pág. 109: "Pese a la corrección del desequilibrio exterior en los últimos años, la posición de inversión internacional (PII) deudora neta es todavía muy elevada". Y ello se debe a que en "la anterior fase expansiva la corrección del endeudamiento ha sido modesta". Basta contemplar lo ocurrido a causa "del deterioro de los saldos materializados en forma de inversión de cartera, principalmente en renta fija del sector privado, seguida por la otra inversión" (nota 23 de la pág. 109). Y en este sentido, el gráfico en la pág. 112 ofrece las sendas a largo plazo de la PII neta de España con lo que contribuye también a esta frase, a mi juicio esencial para orientar la política económica: "A la consolidación de una senda sostenida de superávit exteriores deben contribuir el saneamiento de las cuentas públicas y el mantenimiento y profundización en las ganancias de competitividad de la economía".

    He aludido antes a la cuestión del desempleo. Esto se liga a la cuestión de la distribución de la renta en España al señalar que la reducción del paro "resulta también crucial para invertir el incremento de la desigualdad de la renta originado durante la crisis". Aporta, en relación con esta cuestión batallona de la igualdad o desigualdad para los perceptores de ingresos una frase que considero muy oportuna (pág. 48): "Los análisis disponibles... son aún escasos". El empleo del índice de Gini tiene solo algún sentido, y he de señalar que la bibliografía que aporta de L. Hospido y S. Bonhomme en el Economic Journal, 2017 y de F. J. Goerlich en la obra Distribución de la renta, crisis económica y políticas redistributivas (Fundación BBVA, 2011), evidentemente es valiosa y oportuna, pero no es la única existente. Desgraciadamente, muchos de estos añadidos se difunden con amplitud, y sirven para desorientar. No me explico jamás por qué el Consejo Económico y Social no centra en eso, en colaboración con el INE, sus actividades de investigación. El dato que ofrece este Informe de la Encuesta de las Condiciones de Vida es valioso.

    ¿Y cómo no se debe incitar a que se tenga en cuenta lo que el Banco de España señala sobre la dependencia energética española? Por supuesto como si fuera tabú, salvo en el gráfico 4 de la pág. 114, no se habla de la energía nuclear, pero en cambio muestra algo muy importante en la pág. 113: "En cuanto a la intensidad energética definida como el consumo interior de energía por unidad de PIB, por un lado, y por otro, la ratio de importaciones energéticas netas por unidad de PIB no se aprecian diferencias significativas entre España y el área del euro". Hace unos años, sí existían, como mostraba un estudio del profesor Becker. Y ese cambio es positivísimo. En la industria y los transportes no es visible. Y ha de añadirse que es fruto de una alteración estructural positiva por la que "una parte de la energía consumida, se ha dejado de importar".

    El sumatorio de todo esto es que la base de la economía nacional marcha de manera aceptable, pero que aún han de resolverse problemas importantes. Y que todo eso ha de hacerse sin simplismos. Como he dicho ya en elEconomista, sin "mochilas austriacas", sin búsquedas de aplauso de los sindicatos importantes, sin olvidar que las soluciones a largo plazo tienen que plantearse ya, aunque a veces no provoquen gritos de entusiasmo, porque es algo que verán los hijos, no los padres.

    Pero con plena convicción de que no tenemos que aceptar que España esté condenada a situarse para siempre entre los países citados como poco desarrollados. Por el contrario, datos de este Informe muestran lo cierto, respecto a nuestro posible futuro económico, es aquello que escribió Luis Vives en De disciplinis en 1531: "Ni nosotros somos enanos, ni fueron ellos gigantes; todos tenemos la misma estatura y aún diré que nos encaramaremos con más fuerza siempre que haya en nosotros lo que en ellos hubo: a saber, estudios, concentración del espíritu, desvelos, amor por la verdad".