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Préstamo digital: la nueva esperanza en la lucha contra la piratería


    Rodrigo Rodríguez

    Durante los últimos años, abril se ha convertido en el mes contra la piratería, ya que acoge en su calendario el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor (23 de abril) y el Día Mundial de la Propiedad Intelectual (26 de abril). Este problema, que afecta a diferentes sectores, ha ido apareciendo con más fuerza en la industria literaria, debido a la aparición de los e-books y a la popularización de los dispositivos electrónicos como un soporte para la lectura.

    Podemos pensar que los principales consumidores de libros piratas son las nuevas generaciones de nativos digitales, acostumbradas a tener a su disposición una gran cantidad de contenido de forma inmediata. Sin embargo, este perfil ha ido cambiando, y hoy encontramos incluso a muchos padres de alumnos que se ahorran así una suma de dinero significativa en los libros de lectura obligatoria de sus hijos.

    Esto nos lleva a pensar que quizá la falta de concienciación no es -al menos no el único- problema detrás de la piratería. En la actualidad, se invierten grandes presupuestos en campañas de sensibilización contra la piratería, aunque su impacto ha sido, hasta el momento, limitado. Y es que estudios como el del Observatorio de Piratería y Hábitos de Consumo de Contenidos Digitales muestran que las principales razones argumentadas para recurrir a la descarga ilegal son el alto coste y la falta de accesibilidad de los contenidos.

    Transformación digital

    Ante esta situación, la transformación digital del sector del libro es algo inaplazable, y algunas bibliotecas públicas cuentan ya con plataformas de préstamo digital que permiten acceder a todos sus recursos a cualquier hora y en cualquier lugar. Sin embargo, ese proceso no compete exclusivamente a esta industria, e instituciones como la Comisión Europea o el Banco Europeo de Inversiones han apostado por proyectos innovadores como el de Odilo, que, a través del modelo de préstamo digital, fomentan la lectura y modernizan uno de los sectores con más historia, luchando así contra la piratería.

    Este es un claro ejemplo de cómo la solución puede estar en el núcleo del problema: haciendo más accesibles aún los contenidos literarios digitales ?pero de forma legal- es como mejor se combate la piratería. Si, además, este mensaje llega a través de la transformación digital de las bibliotecas de los colegios ?principal motivo de interés de la UE para invertir en Odilo-, estaremos trabajando desde uno de los primeros puntos de contacto que los jóvenes tienen con la cultura. De esta manera, se aprovecha el valor añadido de la tecnología, que permite no solo acceder al contenido, sino también mejorar la comprensión lectora, medir la capacidad de aprendizaje y estimular al alumno, permitiéndole interactuar con el contenido a través de la plataforma del club de lectura en la nube.

    Lucha contra la piratería

    Las campañas de sensibilización y los planes de inversiones europeos en innovación como el Plan Juncker son dos formas muy diferentes de abordar un mismo problema. La primera opción muestra la parte más oscura de la piratería, pretendiendo despertar la conciencia del usuario final. Por su parte, la segunda apela a una demanda ya activa en su mente: el acceso inmediato, gratuito y legal al contenido digital. Además, lo hace renovando todo un sector y, en el caso de los colegios, estimulando la lectura entre los más jóvenes.

    La conclusión es clara, y cada vez más organismos son conscientes, al igual que la Comisión Europea, de la necesidad de un cambio de enfoque y de paradigma. La sociedad demanda que la cultura sea concebida como un servicio en lugar de como un producto. El préstamo digital se postula como la nueva esperanza en la lucha contra la piratería en los libros, y su apuesta por la innovación sirve de ejemplo para todos aquellos sectores que necesitan una urgente renovación.