Firmas

¿Hasta cuándo aguantarán los ciudadanos europeos el terrorismo islamista?


    Lucio A. Muñoz

    El yihadismo islamista sigue asesinando europeos. Pero de forma contradictoria, el establishment intenta encubrir la realidad, desprotegiendo con ello a los ciudadanos de la Unión Europea.

    La mayor parte de los países integrantes de la Unión Europea, incluido el Estado español, siguen ocultando a los ciudadanos la existencia de la III Guerra Mundial, que se está librando entre los estados democráticos occidentales y el Estado Islámico.

    Tanto es así, que cada vez que un atentado terrorista de índole islamista masacra a los ciudadanos de algún país de la Unión Europea, los distintos gobiernos integrantes tratan de tergiversar los hechos.

    Por ejemplo, creando dudas en torno a la identidad y el origen del asesino. Aún, a sabiendas que el mismo se encuentre relacionado con el yihadismo islámico.

    Todo ello, al objeto de que la sociedad europea no se sienta amenazada por el ?mundo musulmán?, no adopte represalias paraestatales, no organice manifestaciones callejeras, etc.

    Silenciando delitos

    Igualmente, las autoridades europeas también han intentado silenciar los numerosos delitos cometidos por musulmanes radicales. Sobre todo, en Alemania.

    Recordemos que la mayor parte de estos delitos han consistido tanto en agresiones sexuales como en violaciones a mujeres.

    Y no olvidemos tampoco que muchas de estas violaciones han sido perpetradas por grupos de musulmanes en lugares públicos de distintas ciudades alemanas.

    Los autores de los referidos delitos son yihadistas que se infiltraron en Alemania, aprovechando las políticas abanderadas por la canciller Angela Merkel y basadas en la entrada masiva y sin control de refugiados.

    La dictadura de lo políticamente correcto

    Aunque, en este sentido, el problema fundamental no radica en que los cobardes gobiernos de los países que conforman la Unión Europea disfracen la verdad.

    Tanto en cuanto, los ciudadanos europeos no confían en sus gobiernos (y tampoco confían en los burócratas de Bruselas).

    De hecho, los políticos europeos ni siquiera sufren la inseguridad que afecta en la actualidad a los ciudadanos de la Unión Europea. Por ende, no existe ningún tipo de complicidad entre casta política y ciudadanía.

    En general, el establishment europeo vive cómodamente instalado en la "dictadura de lo políticamente correcto", que quizás esté financiada (en lo referente al yihadismo islamista) por los petrodólares de los países árabes ricos.

    Medios de comunicación corruptos

    Sino que, por el contrario, los verdaderos culpables de que los ciudadanos no conozcan realmente las consecuencias que el yihadismo islamista puede tener en el futuro de Europa son los medios de comunicación subvencionados.

    Al respecto y para corroborar tal afirmación, únicamente es necesario comprobar el difuso tratamiento que determinadas marcas de televisión y radio dan a cualquier atentado terrorista cometido por el Estado Islámico.

    Y leer las ambiguas portadas de muchos diarios al día siguiente de cada atentado islamista. O el mismo día de la comisión del mismo si es en versión digital.

    Tal desinformación, consistente en originar incertidumbre en torno a la procedencia de los asesinos, se produce en muchos casos, incluso, después de que el propio Dáesh haya reconocido la autoría del atentado.

    Islamizar Europa

    En realidad, se intenta privar a los ciudadanos europeos de conocer un secreto a voces: el Estado Islámico tiene el objetivo de islamizar Europa.

    De tal modo, que mientras los gobiernos sigan ocultando esta verdad a los ciudadanos, sin adoptar, además, políticas contrarias al "buenismo oficialmente implantado", cualquier europeo se encuentra en peligro de muerte.

    Políticas, tales como: redefinir la identidad de Europa, basada en el derecho romano, la tradición judeocristiana y la filosofía griega. Erradicar las erróneas políticas multiculturales, puesto que han fracasado en aquellos países de la Unión Europea en los que se han implementado. Proteger férreamente las fronteras. Prohibir la construcción de Mezquitas de índole radical (y ?precintar? las que ya están construidas). Expulsar de Europa a los musulmanes, sean radicales o no, que no respeten las leyes y las costumbres europeas, etc.

    En España, y gracias a las políticas desarrolladas por los distintos desgobiernos relacionados con el corrupto e ilegal independentismo catalán, viven en Cataluña 500.000 musulmanes, aproximadamente. Muchos de ellos de perfil radical.

    Si bien es cierto que España no está sufriendo el terrorismo islamista de forma tan intensa como otros países de la Unión Europea, como por ejemplo Francia. No es menos cierto que Cataluña podría convertirse en el medio o largo plazo en un polo de atracción yihadista.

    Terrorismo islamista low cost

    Dado que, las regiones que tengan un elevado porcentaje de su población integrado por personas de origen musulmán, tienen un gravísimo problema de inseguridad.

    Tal como se ha demostrado en Bélgica y en Francia, aunque la primera generación de musulmanes no se haya radicalizado, las siguientes generaciones si lo han hecho.

    Uno de los peligros de todo ello no es otro que la conformación de guetos o barrios musulmanes, regidos de forma exclusiva por las leyes y costumbres islamistas,

    cuyo acceso es dificultoso para la Policía y en los que los yihadistas viven camuflados sin ningún problema.

    Máxime, tanto en cuanto el terrorismo islamista low cost se está imponiendo progresivamente. En otras palabras, basta con un cuchillo o un camión para sembrar el pánico y causar la muerte de multitud de víctimas inocentes.

    El futuro de Europa

    Los países europeos deben abandonar los complejos. Y, consiguientemente, presentar batalla al yihadismo islamista. Por mediación de duras leyes que protejan a Europa.

    Pero, sobre todo, a través de unos honrados medios de comunicación, capaces de poner coto a las mentiras del poder político.

    De cualquier otra forma, Europa volverá a la Edad Media, en el caso que la Sharía (ley coránica que sirve de base al derecho islámico), suplante a la identidad del viejo continente.

    O a las calamidades del siglo XX, de la mano de partidos ultras que incluyan en sus programas electorales la adopción de contundentes políticas xenófobas.

    Indudablemente, tarde o temprano, los partidos de perfil racista ganarán las elecciones generales en aquellos países europeos que sigan silenciando los problemas derivados del terrorismo islámico.