Cuentas públicas fuera de control
- El impuesto de sociedades tiene más agujeros: no recaudará lo previsto
- Para aliviar las cargas fiscales primero hay que acabar con el despilfarro
Francisco de la Torre Díaz
Antes de ayer se publicaron los últimos datos de déficit y recaudación antes de las elecciones, y son muy malos. En estos tres primeros meses de 2016 el Estado, las CCAA y la Seguridad Social han tenido más déficit que en los tres primeros meses de 2015. Lo de la Administración del Estado ha sido peor, ya que en los cuatro primeros meses de 2016 ha tenido un déficit del 1,25% frente al 1,12% del pasado año. Traduciendo, tenemos que reducir el déficit y lo estamos aumentando, y eso creciendo por encima del 3%.
Después de que los gobiernos del PP y el PSOE hayan incumplido los objetivos de déficit todos los años desde 2008, la deuda pública supera ya el 101% del PIB, más que todo lo que producimos en un año. Como el incumplimiento del 2015 fue especialmente grave, más de 10.000 millones de euros, y como Montoro y Rajoy estuvieron asegurando que íbamos a cumplir, además tenemos el riesgo de una multa de la Unión Europea que puede llegar a 4.000 millones de euros.
La Comisión Europea ha decidido esperar a después de las elecciones, pero la espada de Damocles sobre la economía española sigue ahí. Lo más grave, como señalaba el propio ministro Guindos en sede parlamentaria, no es el importe de la multa, sino el riesgo para la credibilidad de las finanzas públicas españolas. Y esto no sólo es teoría, con el enorme volumen de deuda pública acumulado tras la gestión de Zapatero y Rajoy, cualquier incremento importante de la prima de riesgo, del diferencial que pagamos por financiarnos, pondría en muy serio riesgo el crecimiento y la creación de empleo.
Lo peor, con todo, son los datos de recaudación de impuestos. Hasta marzo, los datos ya apuntaban a una ligera caída. Sin embargo, la recaudación de abril ha retrocedido un 10%, y eso con un crecimiento de la economía y de la demanda interna superior al 3%. La palma se la lleva el impuesto de sociedades en el que se llevan devueltos netos 1.082 millones de euros frente a unos ingresos netos de 1.682 millones en los cuatro primeros meses de 2015. Algunos datos son simplemente aterradores, por ejemplo, los grupos consolidados, las muy grandes empresas, abonaron 2.674 millones de euros en el primer pago de abril de 2015, y en este primer pago sólo 992 millones de euros, un 63% menos. Si pensamos que las muy grandes empresas, según los últimos datos definitivos disponibles, sólo estaban pagando un 6% sobre su resultado contable positivo, habrá que ver a cuanto sale el porcentaje ahora.
Sin embargo, la base imponible del impuesto de sociedades, los beneficios de las empresas, está creciendo al 10%. Parece claro, el PP ha vuelto a hacer mal, muy mal, los números de la reforma fiscal. El impuesto de sociedades tienen aún más agujeros que antes y no recaudará, ni de lejos, lo previsto. En términos generales, al ritmo de este primer cuatrimestre, recaudaríamos en total unos 175.000 millones de euros, frente a la previsión presupuestaria de 193.000 millones de euros. Esta diferencia son 18.000 millones de euros, 1,8 puntos más de déficit.
Con este panorama, las promesas del PP de rebajar impuestos, también el de sociedades, parecen una broma de mal gusto. Y no sólo porque el propio Rajoy está asegurando a Europa, por escrito, que hará ajustes en el segundo semestre, mientras aquí promete lo contrario, bajadas de impuestos, sino porque el punto de partida previo, la recaudación tributaria está aumentando por encima de lo previsto, es una absoluta falsedad.
Si no queremos que la gestión pública arruine el crecimiento económico hay que ser más serios. Muchos de los que pagan, ya pagan demasiado. Las cargas sobre el trabajo, IRPF y cotizaciones, son especialmente elevadas en España. Sin embargo, para poder reducirlos de forma responsable, primero hay que cerrar agujeros en el sistema fiscal, acabar con el despilfarro en el gasto, y luchar más eficazmente contra el fraude fiscal. Desgraciadamente, los datos demuestran que no se ha hecho ninguna de estas tres cosas, sino que vamos en dirección contraria.
En Ciudadanos creemos, que aunque la retórica populista y el olvido de la realidad se hayan adueñado de la izquierda y la derecha, los españoles se merecen tener una oferta seria, responsable y con números a la hora de votar. Por eso no sólo hemos ajustado el programa a una realidad mucho más difícil, sino también, hemos confeccionado una memoria económica que calcule el impacto económico de todas nuestras medidas. Un día como hoy, a la vista de los datos, unas cuentas públicas fuera de control, creo que en Ciudadanos no hemos hecho ni lo más fácil ni lo más cómodo, sino simplemente lo correcto.