Firmas

Desequilibrios del modelo de retribución: despiden a trabajadores y al jefe le suben el sueldo

  • Las empresas deben poner sueldos adecuados para motivar al trabajador

Lucio A. Muñoz

Prisa perdió 2.236 millones de euros en 2014. En 2015 ganó 5,3 millones, aunque los ingresos de explotación del grupo disminuyeron en un 5,5%, hasta los 1.374 millones de euros, concretamente, el descenso reportado fue del 19,1% en el cuarto trimestre de 2015.

A pesar de los negativos resultados, del peligroso endeudamiento y de la situación casi de quiebra de la compañía, el presidente de Prisa cobró 2,061 millones de euros en 2015, lo que supone un aumento del 9,7% respecto al ejercicio 2014 y del 36,2% en relación al ejercicio 2013.

En total, la cúpula directiva de Prisa se embolsó 5,8 millones de euros en 2015. Todo ello, considerando los EREs ejecutados por esta empresa en los últimos años.

Del mismo modo, el equipo de dirección de El Mundo ha percibido más de 30 millones de euros desde 2009, año en el que se produjo el primero de los grandes EREs llevados a cabo por Unidad Editorial en el citado periódico.

Se trata de dos casos pertenecientes al sector de los medios de comunicación y que destacan precisamente por estar de plena actualidad. Aunque, es fácil encontrar multitud de ejemplos similares y relativos a empresas de otros sectores que incrementaron ostensiblemente la retribución de sus principales directivos, mientras ejecutaban EREs masivos y registraban pérdidas o resultados económicos alejados de los objetivos.

CEO millonario y trabajadores al paro

Evidentemente, cada empresa debe diseñar su propio modelo de retribución. Porque la política retributiva debe gestionarse estratégicamente y, por tanto, la misma debe estar alineada al plan de negocio y a los objetivos corporativos. Además, las empresas deben retribuir a sus directivos adecuadamente al objeto de incentivar el rendimiento y la motivación.

No obstante, las empresas tendrían que planificar en sus sistemas de remuneración un protocolo de actuación para aplicarlo de forma automática en el supuesto caso de registrar pérdidas millonarias y/o reducir la plantilla masivamente a través de un ERE. Así, podrían corregirse los injustos desfases salariales en forma de paquetes retributivos millonarios y blindados que se reservan para la dirección ejecutiva.

Puesto que no es aceptable que ninguna empresa del Siglo XXI pueda retribuir millonariamente a un equipo directivo que, a través de una deficiente gestión, haya provocado pérdidas y despidos masivos de trabajadores. Tanto en cuanto, la triple coincidencia de pérdidas económicas relevantes, salarios directivos astronómicos y EREs está creando una gran alarma social.

De todas formas, este desequilibrio no es un retrato de los excesos del capitalismo, tal como quieren hacernos creer los partidos anticapitalistas. Si no que por el contrario, se trata de una traición por parte de determinadas empresas a los principios que deben guiar a cualquier modelo eficiente de compensación salarial: equidad, justicia, proporcionalidad, responsabilidad social, etc.

Accionistas contra la dirección

Incluso, los accionistas de algunas multinacionales, que consideran que la rentabilidad que perciben en calidad de inversores es deficitaria, se están posicionando en contra de la disparada retribución que recibe la alta dirección.

En este sentido, las grandes empresas (por mediación de sus Comités de Retribuciones, que son los órganos encargados entre otras funciones de definir la política retributiva de la alta dirección), tendrán que modificar algunas de las antiéticas estrategias de compensación adoptadas en el pasado.

El poder del cliente responsable

Tanto es así, que la corriente social imperante en la actualidad no es tan proclive como antaño a tolerar las injusticias y, por tanto, las empresas que no comulguen con la nueva realidad corren el riesgo de ser penalizadas.

De hecho, la única manera de acabar con esta y otras contradicciones empresariales y sociales es construir una sociedad madura, en la que el nuevo cliente socialmente responsable vete, es decir, no consuma productos ni contrate servicios procedentes de aquellas empresas que retribuyan multimillonariamente a sus directivos a la vez que lleven a las mismas al default, hagan uso de las denominadas "puertas giratorias", contaminen el medioambiente, etc.

En cualquier caso, sería un gravísimo error que los gobiernos intervinieran la economía y, consecuentemente, limitaran por ley los salarios de los altos directivos de las empresas privadas.