Firmas

De la ideología a la secta


    Javier Nart

    Las próximas elecciones no van a dar resultados sustancialmente diferentes. Y con esos mimbres deberá formarse el Gobierno de coalición o minoritario con apoyo parlamentario que gobierne nuestro país. Los números son muy tozudos, será inevitable un acuerdo a tres.

    Por tanto, quien niegue a uno de los tres partidos constitucionalistas quiere gobernar tratando de tapar el sol con su dedo. La ocurrencia de Pedro Sánchez de rechazar cualquier entendimiento con el PP, enrocándose en un "no pasarán" caduco, es decir al pueblo español que su alternativa será ¡una tercera elección o una coalición con separatistas y populistas!

    Ciertamente el PP no se ha ni regenerado ni depurado. Las miasmas putrefactas de la corrupción sistémica no se han solucionado con el don tancredismo de Mariano Rajoy. Por su bien, por el de su partido y por el de España, debería asumir su retirada. Algo que en el PP nadie se atreve a decirle.

    Y, volviendo a Pedro Sánchez (responsable de la mayor derrota electoral del PSOE en su historia), escandaliza que afirme que "ser socialista es una forma de vivir y entender la vida radicalmente distinta a la que representa el PP".

    Fui antifranquista cuando Franco vivía. Milité en el PSP y posteriormente en el PSOE. Discrepo de los postulados del PP, pero es inadmisible que el líder del segundo partido de la nación proclame su atávica incompatibilidad "de vida y pensamiento" con el 30% de los españoles.

    Ninguna ideología democrática puede excluir a quienes no participen de los propios postulados. Eso es el non plus ultra del sectarismo excluyente. Entre Adolfo Suárez y Santiago Carrillo había una enorme distancia, pero ningún foso infranqueable. ¡El que el secretario general del PSOE afirma existe ahora con el PP! Porque señor Pedro Sánchez, ninguno de mis compatriotas democráticos me son ni ajenos ni enemigos. Aunque sí lo sean para quien pretende gobernar a todos: usted.