Firmas
Deben apostar por la estabilidad política en España
- El clima creado por los acuerdos no ayuda a combatir el desempleo
- El capital extranjero podría trasladarse a otros países más estables
Eugenio M. Recio
Todos los partidos políticos han afirmado en sus programas electorales que la lucha contra el paro será uno de sus objetivos prioritarios. Pero, dado el resultado de las elecciones, parece que no se dan cuenta de que para combatir, e incluso evitar que aumente el paro, su comportamiento en las negociaciones para formar el nuevo Gobierno puede ser un factor decisivo. El clima que se está creando en el interior del país, y de un modo especial en el exterior, por la dificultad de llegar a acuerdos va a ayudar muy poco para combatir el desempleo, sobre todo si no se forma pronto un Gobierno con un amplio respaldo que garantice la estabilidad necesaria para un crecimiento económico sostenible.
El espectáculo que están dando las divisiones internas del PSOE y sus lógicas dificultades para aliarse con Podemos, y no digamos la descomposición interna de CDC y la dependencia de la CUP para la investidura del Presidente de la Generalitat, son un ejemplo que demuestra la inconsistencia de los partidos a los que han dado su voto un importante número de ciudadanos no sólo en las elecciones de Cataluña sino también en las generales del Estado.
Hay motivos para tener la impresión de que, terminadas las elecciones, lo mismo Pedro Sánchez que Rajoy para el Gobierno central y Artur Mas para el de Cataluña hacen prevalecer su interés por conseguir la investidura sobre la necesidad de llegar a acuerdos para firmar pactos que permitan la formación del Gobierno que necesita el país.
No deja de resultar extraño que parezca que la variedad de alianzas que han permitido formar Gobiernos en la mayor parte de las Autonomías, con excepción de Cataluña, y de los Ayuntamientos no se pueden repetir, por ahora, para formar el Gobierno del Estado por no ser capaces de negociar con acierto los partidos políticos de ámbito nacional. Esto no quiere decir, sin embargo, que se pueda augurar mucha prosperidad a todo el país si se transfirieran a nivel estatal las ideologías populistas que están intentando poner en práctica esas coaliciones que se han conseguido para los gobiernos regionales y locales.
Si la situación se prolonga, porque no se consiguen los acuerdos necesarios, y se termina con la convocatoria de nuevas elecciones, como parece que ocurrirá en Cataluña, no es de extrañar que las empresas, que son los auténticos motores de la creación de empleo, no se arriesguen a emprender nuevas actividades y, lo que sería peor, que por la situación del mercado tengan que recortar sus actuales plantillas generando más paro. Y esto que puede ocurrir con el capital nacional es mucho más de temer que ocurra con el capital extranjero que con mayor facilidad puede trasladarse a otros países con Gobiernos más estables y seguros.
Hay que tener, además, en cuenta que, como miembros de la Unión Monetaria, la pérdida de confianza que puede sufrir nuestro país ante las autoridades monetarias sería otro factor negativo para el presente y futuro de nuestra economía y la situación del empleo. No podemos ignorar que estamos ante un escenario en el que el éxito electoral conseguido por Podemos en Cataluña y el País Vasco y las favorables perspectivas que tendría en una nueva convocatoria de elecciones nos podrían llevar a convertirnos en otra Grecia ante la Europa comunitaria o a la Venezuela de Maduro. Es significativa una coincidencia que se ha dado estos días entre Podemos y el ex ministro griego Yanis Varoufakis.
Responsables de Podemos, ante la perspectiva de una posible convocatoria de elecciones, han afirmado que la alcaldesa d Barcelona Ada Colau, a la que se atribuye en gran parte el éxito de Podemos en las elecciones de Cataluña, tiene categoría para superar los límites locales y regionales y aspirar a un papel en la política nacional. Y casi al mismo tiempo, en una entrevista en un diario español, Varoufakis a propósito de un movimiento paneuropeo, que dice estar preparando, menciona a Ada Colau como una figura clave en todo este proceso.
Intentemos, pues, que con sentido de la realidad y con la inestimable ayuda de los medios de comunicación, los ciudadanos con sus votos hagan reflexionar a nuestros políticos para hacerles caer en la cuenta que, en la nueva situación del pluripartidismo, para combatir el desempleo hay que comenzar por crear una estabilidad política mediante acuerdos entre los partidos que no disponen de mayoría y que, por lo tanto, hay responsabilidades más urgentes ante el problema del paro, que las que podrían suponer nuevas reformas laborales o las críticas a las exigencias comunitarias de un política presupuestaria ortodoxa, que algunos pretenden combatir, encubriéndolas, con el repetido eslogan de la "austeridad".