Firmas
La psicopatología política de Mas y su partido Corleone
Javier Nart
El caso de ese personaje llamado Artur Mas es digno de un estudio de psicopatología política. Mas sería un exacto exponente de las amables y laboriosas clases medias catalanas si no fuera porque desde que pudo abandonó el mundanal ruido de la empresa para ser un exitoso beneficiario de la nomenclatura convergente. Convergente en el patriótico afán de no dejar de chupar de esa nutricia teta que se llama la Administración de la Generalidad.
Hubo un día en el que, candoroso e inocente, pensó que poniéndose al frente de la manifestación podría controlar el procés para negociar-chantajear al Estado, obteniendo nuevas prebendas que permitieran enmascarar su despilfarro, su incompetencia que dejaba ya entonces a Cataluña endeudada hasta las cejas y sus bonos calificados como basura en los mercados.
El partido Corleone
Y su partido chapoteando en el fango de la corrupción del 3%, investigado por sus correrías corsarias en pro de la pasta-patria. Único caso en la Europa occidental de un partido-Corleone, ¡con todas sus sedes embargadas, su tesorero en la cárcel y su exsecretario general y presidente-fundador (la sagrada familia) nadando entre las miasmas de su investigada macro-fortuna!
Primero destruyó la coalición con Unió; luego, su partido (de 62 a 29 diputados); por fin, la sociedad catalana escindiéndola en dos. Y ahora a sí mismo. Porque en espectáculo cómico-patético y profundizando en su miseria, sin prisas pero sin pausas, burgués hasta las cachas, implora el visto bueno de la extrema izquierda para que, "por caridad" ya, le voten como president ofreciendo ¡incorporar parte de su programa! e incluso aceptando ser un mero presidente-florero.
La Reina Madre de la Cataluña republicano-marxista (tendencia Karl o Groucho, da igual). Lo nunca visto. Y dado el componente sadomasoquista del personaje, sólo le falta ofrecerse para ser azotado. Pero, ¡por Dios!, que le voten. Aunque les entre la risa.