¿Cuáles son las emociones que residen en el cerebro del inversor?
- Guiarse por las emociones puede hacerle perder mucho dinero
Ángel Martín Unzué Indave
¿Han visto la última maravilla del tándem Walt Disney-Pixar? La película de animación Inside Out es una obra maestra. Una historia llena de ingenio, humor y sabiduría; refrescante en todos los sentidos y genial en su desarrollo.
Una película que, según la crítica y el público en general, ya está en lo más alto del altar de la animación y va camino de convertirse en una de las más taquilleras de todos los tiempos. Si ustedes no la han visto sólo les diré que la película narra la vida de una niña, Riley Andersen. La historia se centra principalmente en los devenires de ella cuando se muda, junto con sus padres, del frío Estado de Minnesota a la cálida California y nos muestra cómo las emociones que rigen su cerebro (alegría, tristeza, miedo, ira y asco) hacen que tenga que tomar decisiones difíciles que provocan que su mundo interior se tambalee.
Controlar las emociones al invertir
El papel de las emociones en la toma de decisiones financieras es evidente. ¿Cuáles son las emociones que residen en el cerebro del inversor? Las mismas que en la película Inside Out. Piensen en la alegría de muchos pequeños inversores asiáticos, durante este último año, cuando ven que sus acciones suben y suben sin parar. En los momentos más altos de la cotización se dejan llevar por la avaricia y su hija mayor, la euforia, y sin gestionar adecuadamente su riesgo, deciden apalancarse más de lo debido y compran más acciones como si las regalasen.
De repente, las cotizaciones empiezan a desplomarse y guiados por el miedo y su hijo mayor, el pánico, piden otro préstamo y compran más acciones para promediar a la baja, porque las autoridades dicen que el sistema es sólido y no tienen nada que temer. Sienten ira cuando el banco les ejecuta su vivienda para cubrir las garantías del préstamo. Además, su tristeza es inmensa cuando su pareja se separa de ellos y sienten asco cuando tienen que dormir dentro de su coche.
Aunque reconozco que el ejemplo anterior les puede parecer exagerado; no lo es tanto si saben lo que es perder mucho dinero en los mercados financieros por dejarse guiar por las emociones, como les ha ocurrido a millones de inversores a lo largo de la historia. Por ello, ha llegado el momento de que se hagan la gran pregunta: ¿Cómo podemos controlar nuestras emociones en la toma de decisiones financieras? La respuesta es bastante sencilla de dar, pero no tan fácil de ejecutar.
Imagine que usted quiere hacer dieta porque ha engordado mucho y sabe que son muy perjudiciales para su salud esos kilos de más que se le han acumulado en el abdomen. Los beneficios de la dieta no son inmediatos, porque no se adelgaza de un día para otro, sino que requiere mucha fuerza de voluntad y una disciplina férrea para no abandonar y sucumbir al placer de una tentadora tarta de chocolate. Lo mismo ocurre con muchos inversores que quieren triunfar pero no tienen la fuerza ni la paciencia necesarias para formarse adecuadamente, sino que siguen haciendo operaciones impulsivas guiados por sus propias emociones y las de una masa enloquecida en busca de emociones fuertes.
Refuerce su inteligencia financiera
La única forma de controlar nuestras emociones es despertando la fuerza que todo inversor tiene dentro de su cerebro: a esta fuerza la llamo inteligencia financiera. La inteligencia financiera le permitirá que nunca deje que una operación ganadora se convierta en perdedora; protegerá sus beneficios y limitará siempre sus pérdidas; no le dejará que invierta un capital que necesita para otras cosas ni que utilice herramientas que ni entiende ni comprende; ni mucho menos le dejará guiarse por cantos de sirenas financieras... Y le permitirá hacer otras muchas cosas que el espacio de este artículo no me permite reflejar.
Me gustaría también decirles que la capacidad que tiene Disney de transformar la magia en realidad me parece asombrosa. No me extraña que Warren Buffett dijese que el modelo de negocio de la compañía es uno de los más exitosos de la historia. Y qué quieren que les diga, no seré yo quien ponga en duda las palabras de mi admirado Buffett porque pocos en la historia de la humanidad han sabido despertar y cultivar su inteligencia financiera como lo ha hecho el Oráculo de Omaha.
El próximo proyecto de Disney es el nuevo episodio de la Guerra de las Galaxias. El director de la película es J. J. Abrams, un mago del cine y de las series de televisión. No sé ustedes, pero yo ya estoy deseando que llegue Navidad para comprar la entrada y verla en el cine? Por cierto, ¿saben que la nueva película se va a llamar El despertar de la fuerza?... Si quieren yo pongo las palomitas y ustedes la motivación de cambiar.