Firmas
El Corte Inglés y Google
Javier Romera
Durante la construcción de su sede en Mountain View, en California (EEUU), Google encontró el fósil de un dinosaurio. Se trataba de un tiranosaurio rex y los fundadores de la empresa, Larry Page y Sergey Brin, no dudaron ni un segundo en exponer una réplica en una de sus entradas, convirtiéndolo así en el símbolo del buscador.
Años más tarde, la expresidenta de Google en España, Isabel Aguilera, explicaba en una entrevista que Stan, como habían llamado al t-rex, era, sin embargo, mucho más que una mascota. Según decía, "el máximo competidor de Google es el mismo Google y por eso en las oficinas centrales tiene el esqueleto de un dinosaurio: para recordarse que los más grandes también caen".
En la sede de El Corte Inglés en la madrileña calle de Hermosilla no hay un dinosaurio ni nada que se le parezca, pero su presidente Dimás Gimeno es plenamente consciente de que no puede vivir de los logros del pasado. Sus antecesores en el cargo convirtieron a la empresa en un gigante del comercio, líder del sector en Europa y referente de la distribución mundial con cerca de 100.000 empleados. Pero eso no basta para ganarse el futuro.
Así, en menos de un año en el cargo -accedió a la presidencia el 16 de septiembre de 2014, dos días después del fallecimiento de su tío Isidoro Álvarez-, Gimeno ha tomado decisiones clave para la consolidación del liderazgo. Ha salido al mercado captando 600 millones con dos emisiones de bonos; ha sellado la entrada del inversor qatarí Al Thani, que alcanzará el 12,25% tras conceder al grupo un préstamo de 1.000 millones; ha modificado los estatutos para modernizar el régimen de gobierno corporativo; ha logrado que las ventas vuelvan a crecer por primera vez desde 2008 y prepara la expansión en Latinoamérica. El Corte Inglés está más vivo que nunca.