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¿Cómo acabar con la crisis? Hay que luchar para superarla

  • Se necesitan incentivos fiscales para aprovechar un capital humano preparado

Ernesto López

Un motivador texto, más o menos apócrifo, atribuido a Albert Einstein llama a acabar de una vez por todas con "la única crisis amenazadora" para una sociedad: "la tragedia de no querer luchar por superarla". Surgida realmente o no de la brillante mente del científico alemán, lo cierto es que se trata de una consigna que todos suscribimos, aunque en ocasiones las dimensiones de la tragedia en cuestión sean más que considerables.

La sociedad española, plasmada en múltiples tipologías de agrupaciones familiares, lleva siete años padeciendo los estragos de una crisis pertinaz, que tiene en la tasa de desempleo su principal abanderado. A pesar de ello, la cohesión social que hemos mantenido, expresada en mil y una fórmulas de solidaridad, tenacidad y trabajo, es la mejor prueba de que se ha sorteado la tragedia de la resignación.

Más de 2.100 días después parece que se ha empezado a frenar la caída. Así, los primeros meses de este año 2015 se han saldado con resultados alentadores en cuanto a ocupación, tasa de crecimiento, acceso al crédito y consumo interno, entre otros indicadores. Y son alentadores porque permiten empezar a hablar de estabilización, el paso previo al crecimiento.

Con el trasfondo macroeconómico de un crecimiento previsto del 3% del PIB durante este año, las perspectivas a escala de ciudadano de a pie también apuntan a tiempos mejores. Según los datos de la última Encuesta de Presupuestos Familiares, realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el gasto de las familias españolas en 2014 fue de unos 495.000 millones de euros, lo que supone el primer incremento, muy ligero eso sí, después de siete años de repetidos descensos.

Diversos trabajos de campo, como la encuesta que forma parte de la segunda edición del trabajo sobre la reactivación de la demanda interna que hemos impulsado desde Genworth, confirman la presencia de señales positivas, como la mejora de los elocuentes índices de confianza de los ciudadanos acerca de su futuro laboral y financiero más inmediato. La línea ascendente de las gráficas es aún frágil y cargada de vulnerabilidad, es cierto, y la situación de amplios segmentos de población es difícil, pero los síntomas de recuperación empiezan a emerger y es más necesario que nunca poner todos los medios a nuestro alcance para que ganen vigor y firmeza lo antes posible.

Y es que, en ocasiones, parecemos olvidar lo estrechamente vinculadas que están las diferentes piezas que componen el análisis de cualquier variable económica, por ejemplo la evolución de la demanda interna. La reactivación del consumo interior juega un rol trascendental en la recuperación del color y la vitalidad de la economía española y la de los españoles. ¿Cómo se puede favorecer esta revitalización?

La secuencia de los hechos podría ser la siguiente: si logramos crear ocupación de forma continuada, la renta disponible de los ciudadanos crecerá progresivamente de la misma forma que lo hará la confianza en sus expectativas. Como consecuencia de ello, el consumo interno se verá incrementado, otorgando un renovado impulso a las contrataciones..., y vuelta a empezar.

Un proceso tan sencillo de enumerar necesita, sin embargo, de esfuerzos compartidos, complicidades, innovación y compromisos, entre otras cosas, para lograr funcionar como un engranaje bien afinado. Las empresas deben ser conscientes de los beneficios de incorporar el capital humano, sobradamente preparado, sobre todo el más joven, del que disponemos, pero para ello necesitan contar con incentivos fiscales públicos y con crédito por parte de las entidades financieras.

La estructura crecerá de forma mucho más sólida si somos capaces de extender una cultura financiera en la que tanto solicitante como otorgador asumen su responsabilidad en las operaciones de crédito. Tanto bancos como organizaciones ciudadanas están por la labor y ya están desarrollando diversas iniciativas en esta línea. El aumento paulatino del caudal de crédito impulsará, además, las ideas de negocio más válidas del creciente número de emprendedores y autónomos contratadores. De forma paralela, las políticas públicas en materia de reforma fiscal y del mercado laboral y la actuación de entidades supranacionales como el Banco Central Europeo en el ámbito monetario pueden, y deben, aportar un indispensable apoyo para todo el proceso.

Buena parte de estas medidas están desarrolladas en las propuestas planteadas por el panel de expertos que han colaborado en la segunda edición del estudio sobre la aceleración de la demanda interna en nuestro país. La reactivación de la demanda interna es, a la vez, motor y termómetro de la recuperación de la economía de nuestro país. Con todas las salvedades y precauciones necesarias para navegar en las procelosas aguas de la economía, parece que el rumbo es el correcto para empezar a superar la crisis económica y, de paso, esa otra tan amenazadora a la que se refería Einstein.