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Sistema de financiación autonómico: ¿Parasitismo o solidaridad?
- Se debe adoptar un nuevo sistema basado en incentivos y penas
Lucio A. Muñoz
El modelo de financiación autonómico es escasamente transparente, y está diseñado de forma injusta y desigual. La mayor prueba de ello es la existencia del Régimen Foral (del que forma parte el Concierto del País Vasco), un sistema privilegiado que beneficia fiscalmente a las tres provincias vascas y a Navarra. ¿Quién dijo austeridad?
Independientemente de lo anterior, el modelo de financiación autonómico está planificado erróneamente en bAse a los denominados Fondos (de garantía, suficiencia, convergencia, competitividad, cooperación...), que teóricamente deberían compensar la diferencia entre la recaudación y los gastos de cada autonomía.
El problema surge a la hora de calcular las aportaciones que deben hacer estos fondos a cada una de las comunidades autónomas. Otro de los handicaps radica en las 'Entregas a cuenta' (respecto a los impuestos compartidos y fondos), puesto que muchos descuadres en las cuentas de las autonomías se producen cuando las liquidaciones posteriores que hace el Estado salen negativas. Además, las diferencias regionales creadas por este sistema han causado un aumento del déficit de España.
Todo ello, unido a la imposibilidad de aumentar los ingresos por parte de las autonomías y a la no corresponsabilidad fiscal provoca que el Estado tenga que transferir constantemente ingentes cantidades de dinero a nuestras deficitarias y endeudadas comunidades autónomas.
Como consecuencia, y debido a que ni Gobierno ni oposición tienen intención de reducir el Estado de las autonomías, sería aconsejable reformar a fondo el sistema actual de financiación, sobre todo para intentar hacerlo más justo.
¿Solidaridad o parasitismo?
Según el último informe sobre las balanzas fiscales publicados por Hacienda, Madrid, Cataluña, Valencia y Baleares presentan los mayores saldos fiscales negativos, es decir, que aportan más de lo que reciben. Y Andalucía lidera a las autonomías que tienen saldos fiscales positivos y, por ende, reciben más de lo que aportan.
Y aunque la intención de Hacienda ha podido estar encaminada a callar algunas voces independentistas procedentes de Cataluña y a demostrar que es Madrid la comunidad que más aporta, ciertamente, el citado informe también constata que determinadas autonomías parasitan económicamente (a través del FLA) a otras.
¿Por qué no se castiga a las autonomías incumplidoras de los objetivos de déficit para que no se conviertan en futuras 'Grecias'? Los rescates que el Gobierno llevó a cabo a comienzo de la presente legislatura para salvar a algunas autonomías de la quiebra en la que prácticamente se encontraban son perfectamente comparables a los dos rescates que ha recibido Grecia hasta la fecha.
Régimen de subvención
Tanto en estas regiones como en Grecia no se ha reducido la estructura política y administrativa, y tampoco se han adoptado las medidas necesarias para dotar de competitividad a sus respectivas economías. Se ha seguido instaurando en ellas el régimen de la subvención, de la corrupción y el clientelismo, todo financiado con deuda pública.
El nuevo modelo de financiación autonómica debería adoptar un sistema de incentivos y penalizaciones, además de establecer controles de eficiencia económica. No es de recibo aumentar los fondos para seguir financiando a aquellas CCAA que incumplen sistemáticamente sus objetivos de déficit.
¿De qué sirve que Madrid luche por reducir el intervencionismo público si en Extremadura uno de cada tres asalariados sigue siendo empleado público y Andalucía sigue siendo líder europeo en desempleo y corrupción?