Firmas
Cerrar el pacto y perder el alma
Isabel Acosta
Mucho ha cambiado el mapa político municipal tras los pactos postelectorales. Algo que ha puesto muy nervioso al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. El adalid de la rueda de prensa por plasma, normalmente tan poco propenso a la reacción inmediata, no ha tenido en esta ocasión tanta paciencia.
El mismo sábado, recién constituidos los ayuntamientos, se apresuró a twittear su enhorabuena a los premiados y su respaldo a aquellos miembros del Partido Popular que pese a haber sido los más votados no han podido gobernar por culpa de "pactos excéntricos y sectarios".
Llama la atención especialmente el segundo calificativo, cuando precisamente el espíritu de su mensaje aboga por el sectarismo. Y ello dejando al margen cuanto de pactos y mecánica electoral debe conocer el presidente dada no sólo su posición sino también su formación jurídica.
Pactos 'buenos' y 'malos'
En el mismo sentido, la dirección del PP ya ha criticado con dureza la estrategia de pactos de los socialistas tildándola de "mezquina y cortoplacista", como si los únicos pactos que valieran son los propios. Lo cierto es que, a causa de los pactos el PP pierde el mando en 17 capitales de provincia donde había ganado el 24-M, y la reacción del jefe del Ejecutivo obedece a la constatación de que el PSOE pacta y pactará cualquier fórmula que desbanque al PP, incluso acercándose a la izquierda radical de la que se había desmarcado. Algo por otra parte arriesgado en política, donde también ganar el mundo puede suponer perder el alma, con reacción posterior en las urnas.
Y la gestión de esta misma disyuntiva es la que subyace a la falta de consenso entre los acreedores y Grecia. Syriza sigue tratando de legitimarse ante su electorado y el ala más radical del partido, manteniendo el alma de sus promesas, incluso aunque eso suponga coquetear con la quiebra de un país y la desestructuración del euro. Pero finalmente tendrá que pactar para seguir viva.