Firmas

El falso debate sobre la moderación de los salarios


    José María Triper

    Los sueldos llevan devaluándose en España en términos reales, es decir, incorporando el aumento de los precios, desde el principio de la crisis y en términos nominales desde al menos 2012. Esta es una realidad incontestable que ha sido decisiva para impulsar el incremento de la competitividad de nuestra economía y, en especial, del sector exterior.

    Dicho esto, conviene matizar también que reducir todo el problema de la competitividad y la creación de empleo a los salarios no deja de ser una falacia tradicional de nuestra cultura laboral que empieza por hacer recaer los costes de la recesión sobre los asalariados y termina por ralentizar el ritmo de la recuperación de la demanda y del consumo internos.

    Un falso debate, puesto que la creación de empleo depende fundamentalmente de las necesidades de producción de bienes y servicios de las empresas que están directamente influenciadas por la demanda de consumo. Además de que son unas cotizaciones sociales superiores a la media de la UE y no los salarios el mayor freno que tienen los empresarios españoles para contratar.

    Y un falso dilema también es el que plantea la disyuntiva entre salarios y competitividad, puesto que en esta última inciden de forma muy directa otros factores como la innovación, la tecnología, la fiscalidad, la legislación, la formación, la burocracia o los costes energéticos que dependen esencialmente de una decisión política.

    Y ni siquiera las referencias a una inflación a la baja y una reforma fiscal que el Gobierno estima va a elevar la renta disponible de familias y empresas en 9.000 millones de euros, justifican el mantener constante la remuneración por asalariado que fue del 0,0% en el cuarto trimestre de 2014. Porque la inflación repuntará con la demanda y el cambio de escenario en el petróleo, mientras que la rebaja del IRPF se ve anulada y superada por incrementos en otras tasas y figuras impositivas de carácter indirecto.

    Por eso, moderación salarial, sí; pero en su justo término y con la mirada puesta en empezar a recuperar la capacidad perdida y sin demagogias, que ya va siendo hora de compensar los sacrificios.