Syriza y Podemos: ¿Compran deuda griega?
Syriza, al igual que el que denomina partido hermano español Podemos, utiliza la demagogia y el populismo para auparse al gobierno de sus respectivas naciones.
¿Dónde está la unilateralidad en la toma de decisiones por parte de Syriza cuando corre a ver a los países que le han prestado el dinero? ¿Cómo hablan de no reconocer a la troika y ahora decir que si le dejan hacer su programa firmarían el plan con ella? ¿Dónde se encuentran los gravísimos errores de la troika cuando manifiestan que el 70 por ciento de las medidas de la misma les parecen adecuadas? ¿Qué queda del discurso de la condonación unilateral sobre la deuda y que ahora llama renegociación y que solo es una quita encubierta? ¿Cómo puede Syriza esgrimir frente a Alemania que la tercera fuerza política en Grecia es de corte nazi, cuando han pactado con un partido de muy extrema derecha? ¿Cómo se puede seguir avalando la solvencia de la banca griega, garantizando los depósitos, cuando en la actualidad sus bancos tienen que acudir a las líneas de liquidez extraordinaria que son fuertemente temporales? ¿Cómo va a pagar nóminas de funcionarios readmitidos y elevación de pensiones, si para ello tendrá que buscar que le presten dinero para cumplir las promesas, donde además congelan el programa de privatizaciones emprendidas y ya prácticamente no tienen dinero? ¿Dónde están sus medidas contra la austeridad si aceptan que el déficit primario -aquel que no tiene en cuenta el pago de intereses por deuda pública- es necesario?
Syriza y Podemos encarnan el populismo político y de economista heterodoxos que ha llevado a Venezuela al borde del impago, a Argentina, nuevamente, a una situación similar y a otros muchos países de Iberoamérica a sociedades tremendamente desiguales y empobrecidas, donde hasta ahora el petróleo y las materias primas lo han tapado todo.
Está muy bien hablar de bonos ligados al crecimiento, el cual se manifiesta en un documento estadístico y contable como es el PIB. ¿Quién garantiza que Grecia no volverá a manipular las estadísticas y la contabilidad pública, como hizo para acceder al euro, para de esa forma no pagar intereses? Syriza habla de chantaje cuando son ellos quienes hablan de echarse a los brazos de Rusia y ahora lo niegan, mientras vetan resoluciones adicionales a las impuestas por la ocupación de Ucrania.
La realidad y no la demagogia se impone. El BCE hace lo que debe y no es otra cosa que no aceptar como garantía de los préstamos que realiza a los bancos griegos la deuda pública del país heleno. Draghi hace ejercicio de coherencia, pues sus reglas le impiden comprar títulos con ese nivel ínfimo de rating y el borde del impago. Alemania, por boca de su ministro de finanzas Wolfgang Schäuble, no hace uso de la demagogia al decir que ya han dado dinero para formar una administración fiscal griega competente, si bien hasta el momento eso no se ha llevado a cabo. Tampoco hay demagogia cuando el alemán le ha recordado que su petición de ayuda fue voluntaria, nunca obligada y que la misma está concedida por acatar una serie de compromisos. Realista el teutón al decir que respetan las decisiones de las urnas griegas, pero que Grecia debe respetar las de los votos de otros países. No hay demagogia al recordarle que las promesas electorales a costa de terceros no son realistas. Pero donde más realismo ha mostrado Schäuble ha sido cuando le ha dicho que los problemas de Grecia no han surgido por culpa de Europa o Alemania, sino por los errores repetitivos de la propia Grecia.
El Gobierno alemán cumple lo que prometió a sus votantes, mientras que Syriza no puede hacerlo; porque además con su discurso combativo, radical y poco realista ha puesto a la defensiva y enfadado a buena parte de los que han venido ayudándole.
El programa económico de Syriza es demagogia pura, como el de Podemos. Grecia depende para su salvación de terceros, no de sí misma, por lo que su programa, al igual que el de su partido hermano español, debería ser cuidadoso a la hora de lanzar propuestas que fueran posible y realizables. El riesgo de desilusión de los votantes de ambos partidos estriba en propuestas no cuantificadas, ni que no se explique de dónde va a salir el dinero; que no marcan los medios para llevarlas a cabo salvo diciendo que son unilaterales, que dejen de pedir que se confíe en ellos -donde encima Podemos no tiene ni experiencia política más allá del bagaje teórico de las aulas- y concreten sus programas.
Insisto son demagógicos y populistas ambos programas. Sé que los simpatizantes de ambos partidos no estarán de acuerdo conmigo, apelarán a temas etéreos como igualdad, bien común y muchas más cosas. Además, para criticarme me hablarán de esos economistas que se denominan no ortodoxos, sino heterodoxos, pero respóndanme sinceramente: ¿cuántos de los votantes y simpatizantes de ambos partidos están adquiriendo deuda griega en estos momentos, y qué cantidad? ¿cuántos y por qué importe están abriendo cuentas corrientes en los bancos griegos tan solventes como el presidente Tsipras afirma que son.
Preguntas que me gustaría que los que se denominan economistas no ortodoxos, heterodoxos, incluidos premios nobeles, me respondieran. Señores de Podemos: ¿dejarían que las huchas de la Seguridad Social española comprarán exclusivamente deuda pública griega? Respondan y veremos si hay demagogia en sus programas, discursos, soflamas y frente a su forma particular de actuar.