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Felipe VI, a examen en Marruecos

    En la imagen Felipe VI junto a Mohamed VI.


    La visita de don Felipe y doña Letizia a Marruecos es la primera realizada como reyes a una monarquía. Felipe VI tratará de continuar la excelente relación que su padre mantuvo con Mohamed VI, una semana antes de cumplirse el 15 aniversario de la entronización del monarca alauí. Al poco de acceder al trono, Mohamed VI confesó que llamaba "tío" a Juan Carlos I por la amistad de hermano que tuvo con su padre, Hassan II. Le consideraba parte de su familia y, pese a periódicos desencuentros, le pedía consejo con frecuencia.

    Sin embargo, Felipe VI no es - al menos, todavía - familia a ojos del monarca marroquí. Es positivo para desarrollar ese "cariño por proximidad" el hecho de que Felipe (46 años) y Mohamed (51) comparten generación. Felipe VI es muy consciente de la importancia de mantener una buena relación con un monarca con experiencia negociadora y curtido en crisis tanto internas como las que le han enfrentado a España. Mohamed VI, que abrió la mano con habilidad para sortear la ola de protestas, ha vuelto a sus orígenes autoritarios. Sus promesas de marzo de 2011: elaboración de una nueva Constitución, que transfiere algunos poderes del rey al jefe del Gobierno, y la celebración de elecciones más transparentes, que arrojaron una corta mayoría islamista, desactivaron la primavera árabe. Como en otros países de la región los islamistas llegaron al Gobierno en enero de 2012. Mas a diferencia de Egipto o de Túnez, no han ejercido el poder.

    Inversores y analistas consideran Marruecos el país más estable del norte de África. Por eso la monarquía alauí es - por delante de Túnez- la principal apuesta norteafricana de España y la UE. Hace escasos días, el Gobierno del islamista moderado Abdelaziz Benkiran elevó la alerta de seguridad al máximo por temor a atentados de células yihadistas procedentes de Irak y Siria. Los servicios de información marroquíes consideran "seria y real" la amenaza. En los últimos 10 años, Marruecos ha desarticulado 65 células de este tipo. La colaboración con España en esta materia se considera fluida. El viaje se produce en un buen momento en las relaciones entre ambos países. Se ha decidido aparcar los asuntos delicados. Aunque algunas organizaciones, como Amnistía Internacional, habían pedido por carta a Felipe VI hacer "gestiones para lograr avances" en la defensa de los derechos humanos, incluido el Sáhara, no está previsto que se hable del asunto. Es necesario abordar y denunciar las graves violaciones de derechos humanos, así como los abusos relacionadas con los inmigrantes subsaharianos y el trato que reciben - tanto por parte de Marruecos como de España. Las autoridades marroquíes siguen deteniendo y encarcelando a disidentes con acusaciones fabricadas mientras las manifestaciones pacíficas son disueltas a palos. Sobre todo en el Sáhara Occidental. A cambio, en esta ocasión Marruecos silencia su histórica reivindicación de Ceuta y Melilla, a la que suele referirse como "presidios ocupados". Un escollo insalvable tiene que ver con la pesca. Marruecos y la UE firmaron el pasado diciembre un nuevo acuerdo, que no se aplica. Al menos 125 barcos españoles siguen sin poder faenar.

    Felipe VI ha viajado poco a Marruecos cuyo primer socio comercial es España. En 2012, Felipe de Borbón se desplazó a Casablanca para inaugurar el Foro de Inversiones organizado por el Instituto Español de Comercio Exterior, que reunió a 300 empresarios españoles y marroquíes. Una buena muestra de la nueva línea de diplomacia económica emprendida por el Gobierno español en el marco de unas "relaciones omnicomprensivas". Interesa a España conseguir negocios en Marruecos también porque con un vecino más próspero logrará de Rabat un mayor control de los flujos migratorios. No obstante, hasta ahora la pieza clave de las relaciones bilaterales, el llamado "colchón de intereses económico", ha sido incapaz de desactivar tensiones e insuficiente para vertebrar relaciones sólidas. A Mohamed VI ya no se le teme, como a Hassan II, pero se le respeta y en Marruecos las burlas se pagan con la cárcel. A diferencia de Felipe VI, no tiene que recuperar una imagen gastada de la monarquía ni está obligado a ser austero. No hay mecanismos de control de las finanzas de Mohamed, que aparece en el último listado de la revista Forbes como el más rico de África. Será una prueba crucial para el reinado de Felipe VI ver si logra encauzar las relaciones bilaterales y ejercer -incluso mejorar- el papel pacificador con Marruecos protagonizado por su padre.

    Marcos Suárez Sipmann, analista de relaciones internacionales @mssipmann