Sencillamente, gracias
- Suárez fue el motor, pero le ayudaron Fuentes Quintana y Álvarez Rendueles
Adolfo Suárez González es el motor de la transición. Aquel presidente que muchos veían como un personaje gris o secundario se convirtió en el impulsor de un cambio tremendo, hoy se echan de menos aquellas alturas de vista de nuestros políticos. Quizá sea uno de los aspectos menos valorados o conocidos por la opinión pública, pero su contribución económica fue tremenda. Es seguro que la transición no hubiera prosperado sin el avance y la consolidación económica que se gestó. En este recordatorio hay que marcar la compañía de un tecnócrata, que harto de las rencillas políticas, dimitía en febrero de 1978, Enrique Fuentes Quintana.
Si Suárez fue el motor, Fuentes Quintana fue la correa de transmisión a la parcela económica, mucho más importante de lo que se ha destacado. Como el presidente Suárez, el ministro Fuentes Quintana murió de Alzheimer, este último en junio de 2007. Los dos enarbolaron un lema, curiosamente, de un político republicano: "O los demócratas acaban con la crisis económica española o la crisis económica acaba con la democracia" .
Frente a otras figuras posteriores, ambos entendieron que la cuestión económica era fundamental en la sociedad, tuvieron claro que sin avance y acuerdo económico no hay avance social y la libertad se tambalea. Ahora más que nunca, en esta tremenda crisis que algunos dicen no supieron advertir, esa frase adquiere un tono solemne, la crisis es la culpable de populismos y fracturas tanto en España como en Europa.
La situación económica española en aquel momento era tremenda. El mundo se encontraba aún inmerso en la terrible crisis del petróleo. En España las consecuencias se veían agravadas por la autarquía del régimen dictatorial. Un paro terrible y con una velocidad de crecimiento vertiginosa, donde los desempleados carecían de un régimen de subsidio y donde no existía la posibilidad de despido por la concepción vertical de las empresas. Las exportaciones eran tan solo el 50% de las importaciones. La deuda del país era una carga tremenda, no existía un sistema fiscal competente o si prefieren de país desarrollado.
Dos grandes objetivos
Las entidades de crédito no eran solventes en su gran mayoría, la peseta estaba sobrevalorada. Existía una grave problema de fuga de capitales. Pero frente a todos estos desafíos la maldita inflación, ese cáncer económico que es la evolución de los precios de la cesta de la compra, estaba desbocada y amenazaba con comerse cualquier atisbo de avance, de desarrollo. En aquella época algunos meses se registró una tasa superior al 40%. Se pasó en un solo año, el de 1977, del 19,8 en diciembre de 1976, al 26,4%. Entendido el problema se fijaron dos objetivos, controlar la inflación como medida para estabilizar en el corto plazo al país y una integración de España en la Unión Europea para consolidarla económicamente y darle el espaldarazo definitivo.
Para la primera medida, la de los precios, se gestionan y se impulsan los Pactos de La Moncloa. Es sin lugar a dudas la mayor contribución de modernización de nuestro país. Nos permitió el control de los precios, pasando de un país en vías de desarrollo, no existía el término emergente en aquellos días, a país desarrollado y dotándonos del importantísimo Estado de Bienestar y protección.
Desde el primer momento entendieron que sin la colaboración de los agentes sociales el empeño estaba condenado al fracaso, impulsaron un consenso en el que cada parte puso todo lo que podía incluso más, abandonando objetivos cortoplacistas y mezquinos por el empeño de que este país avanzara. Entre otras medidas los salarios se vincularon a la inflación prevista y no a la registrada, se comenzó una liberalización del mercado de trabajo, derecho a la asociación sindical, se establecieron los primero despidos libres, se dotó al país de una Hacienda Pública, se depreció la peseta, se intentó controlar la fuga de capitales, los bancos iniciaron su saneamiento, comenzó un fuerte avance en programas sociales -desempleo, sanidad, educación, servicios sociales-.
Impagable la labor realizada por el entonces gobernador del banco de España, José Manuel Álvarez Rendueles, el cual también merece una mención. Fue un proceso de transformación tremendo, totalmente revolucionario en su condición, que se vería recompensado el día 12 de junio de 1985, con la firma del Acta de Adhesión de España a la Comunidad Económica Europea.
Pero la firma del ingreso ya no la realizó Adolfo Suárez, aunque fuera él y la tremenda conciencia social que supusieron Los Pactos de La Moncloa, la base de aquel triunfo. Triunfo que no era otro que el que se marcó a largo plazo y que finalmente se consiguió. En esta fecha España dejó de ser un país en vías de desarrollo a integrarse en Europa.
Por aquel entonces yo tan solo tenía trece años, ninguna formación económica, no era consciente de lo que esta sociedad estaba consiguiendo, menos del cambio que se estaba produciendo. Hoy, con casi cincuenta, sólo puedo maravillarme de aquel proceso, mirarlo con admiración y sobre todo ser capaz de entender el enorme legado. No puede haber olvido para quienes generaron este cambio, no puede la sociedad ser atacada por el Alzheimer. No puedo añorar la peseta, menos renegar de la Unión Europea, no quiero discursos de que otros tiempos pasados fueron mejores. No puede haber libertad sin una economía solvente. Sólo quiero decir con la mayor sencillez: gracias.
Miguel Ángel Bernal Alonso, profesor y coordinador del Departamento de Investigación del IEB.