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Presupuestos continuistas y poco ambiciosos
El Gobierno aprobó el pasado viernes 27 el proyecto de Ley de Presupuestos Generales para 2014, que el lunes 30 remitió al Congreso de los Diputados. Una primera opinión nos daría una de arena (son continuistas y poco ambiciosos) y otra de cal (por ello mismo son previsibles). Se trata de unas cuentas públicas estimadas que sólo pretenden ser fiables en los mercados financieros para poder conseguir la financiación de la creciente deuda pública.
Desde el punto de vista del escenario macroeconómico, un +0,7% de crecimiento parece un objetivo alcanzable, lo que si no se prevén reducciones de impuestos serviría para mejorar los ingresos en 4.200 millones de euros, que mejorarían el déficit por esta vía aproximadamente un 0,5% del PIB.
Presupuestos poco sociales
Por otra parte, se trata de unos presupuestos poco sociales, ya que, además de basarse en una nueva congelación de la nómina de los funcionarios y en una tasa de reposición del empleo público casi nula, auguran una reducción del número de parados casi simbólica, quedándose en una tasa de paro alrededor del 26%. En cuanto a las pensiones, se incrementarán el mínimo previsto en la nueva reforma del sistema, es decir, un +0,25%.
Desde el lado del gasto, el techo del gasto corriente se eleva en un 2,7%, lo que nos llevaría a un déficit previsto del -5,8% del PIB. Esta cifra es más creíble que el -5,3% de 2012 (que se cerró en un -6,8%) o que el -4,5% de 2013 (que difícilmente se cerrará en el -6,5% de las últimas estimaciones). De todas formas, un déficit público de esta magnitud estaría aún bastante alejado del objetivo del -3% comprometido con la UE para 2016.
Dos buenas noticias son la contención del gasto en los ministerios en casi un 5% (con bajadas en Defensa, Justicia, Sanidad y Política Exterior), así como la previsible reducción de intereses de la deuda en unos 3.000 millones de euros, adicionales al ahorro de 5.000 millones que se conseguirá en el año en curso. Las transferencias a las Comunidades Autónomas descenderán igualmente un 13,6%.
Incrementos de 250 millones de euros en becas (+21,5%) o de 71 millones de euros para I+D+i (+1,3%) son cifras anecdóticas en relación a los grandes números del presupuesto.
Desde el punto de vista de la inversión, bajaría un 8,6% el gasto en infraestructuras (hasta los 5.450 millones de euros), lo que desde luego no parece favorecer el crecimiento macroeconómico. Para compensar en parte aumentarían las subvenciones al transporte un 38% (hasta los 1.615 millones de euros).
No son los presupuestos de la recuperación
Estamos no ante las cuentas de la recuperación económica, sino ante un presupuesto continuista y de transición, que busca más la fiabilidad ante los mercados financieros internacionales y la UE que un esfuerzo de contención del gasto improductivo, con la correspondiente reducción de la presión fiscal para incrementar la renta disponible de los agentes económicos y, de ese modo, incentivar la demanda interna (el consumo crecería un exiguo +0,3%). Se trata de unas cuentas moderadas que fían la recuperación económica más al comportamiento del mercado exterior que al impulso gubernamental.
En cuanto a las sombras que se ciernen sobre esta previsión de cuentas públicas para 2014 habría que hablar del efecto que sobre las finanzas públicas podrían tener tormentas monetarias derivadas de la inestabilidad de otros países europeos, como Italia, Portugal o Bélgica, así como el creciente euro escepticismo en Alemania, Austria o Reino Unido. Otros posibles factores desestabilizadores serían las convulsiones políticas internas derivadas del pulso independentista de los gobiernos autonómicos catalán (sobre todo) y vasco; las desviaciones en el déficit de las Comunidades Autónomas, algunas de las cuales han comenzado a desacelerar el ritmo de la austeridad, y la posibilidad, aún no descartada por completo, de alguna necesidad de ayuda pública por parte de la UE para nuestro sistema bancario más allá de diciembre de 2013.
Haciendo un símil taurino, el Gobierno cobardeó en tablas con este proyecto de presupuestos, desaprovechando una oportunidad de oro (la penúltima de la legislatura) para abordar una imprescindible reforma administrativa del Estado y para impulsar la recuperación económica de una vez por todas, "malgastando" la mayoría absoluta que los españoles le otorgaron en 2011, y que seguramente, a la vista de lo sucedido con los gobiernos de otros países de nuestro entorno, no se volverá a producir a partir de 2015.
Sobre todo porque los funcionarios y los parados también votan, y son los grandes perjudicados por estos presupuestos.
Félix María Aguado, presidente de Augeo Consulting Group. Strategy Economics.