Firmas

Un otoño lleno de claroscuros

  • La política de Margallo sobre el Peñón hunde la marca España en el exterior
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo. <i>Imagen: Archivo</i>.


"El nuevo conflicto europeo es una roca llena de monos". Con esta frase pueden resumirse los titulares de la prensa europea sobre el rifirrafe gibraltareño, al que toman a guasa. Prácticamente son unánimes los comentarios críticos con los controles y los que interpretan que con esta especie de pantomima se esconden problemas mayores, como los que afligen a la economía o los casos de corrupción, sobre todo lo relacionado con Bárcenas.

El ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, investido este verano grumete de tierra adentro, quizá no haya tenido tiempo de repasar la prensa europea. Pero cuando abandone su recreo por alta mar y analice seriamente las consecuencias, podrá concluir que la marca España está sufriendo un deterioro sin precedentes.

La última sorpresa es la denuncia de un grupo de ecologistas sobre la pérdida de la singularidad de la sierra malagueña de Utrera porque, por lo visto, sus canteras de piedra son utilizadas para rellenos en Gibraltar desde hace una década. Sí, he escrito bien, hace una década que estas piedras singulares son vendidas a empresas de Gibraltar, pero nadie ni dentro ni fuera del Gobierno había reparado en el atropello. Igual que las gasolineras contaminantes en aguas del estrecho, que persigue por tierra, mar o aire con tesón inusitado el ministro Cañete, o la fiscalidad especial que hizo proliferar como setas las casas de juego online y que ahora están en el punto de mira de la Benemérita.

Bienvenidas sean todas estas reformas, pero a mí no me van a convencer. Conozco a Margallo y tiene la misma inquietud por la ecología que yo por la reproducción de la mosca africana en primavera. Dentro de unas semanas todo seguirá igual. Si gobernara Zapatero sería un anti patriota.

Pero hablemos de las cosas que importan, como dice Rajoy. Mientras los ministros y el propio presidente regresan a sus puestos como ovejas mansurronas al rebaño después del pasto estival, arrecian los rumores de cambio de Gobierno. Todo parece deberse más a las prisas de algunos por ocupar canonjías y rellenar séquitos que a la verdadera intención de Rajoy, partidario de dejar que los conflictos se consuman por sí mismos.

Con los problemas económicos atenuados, las presiones se aminoran. La economía española concluye una semana pródiga, como la parábola del Evangelio de San Lucas (capítulo 15), sobre el hijo que promete enmendarse, arrepentido de sus desmanes. Las exportaciones siguen creciendo con cifras próximas a dos dígitos y la permanente primavera árabe sienta de maravilla al turismo. Hasta el crash inmobiliario y bancario parece tocar a su fin.

Un otoño con nubarrones

Pero no se engañen, no es oro todo lo que reluce. El otoño está cargado de nubarrones y oscuros presagios. Esta semana, como describe hoy elEconomista, se desató la tormenta en Oriente.

Los mercados de los otrora tigres asiáticos, como Corea del Sur, Indonesia o Malasia, llevan tiempo azotados por desaceleraciones de crecimiento, inflaciones elevadas y caídas de sus mercados. La sorpresa dada por la producción industrial china, que superó el listón entre la fase depresiva o expansiva, sirvió de alivio y permitió concluir la semana con optimismo. La tregua hasta fin de año a los estímulos fiscales dada por los componentes de los bancos centrales de la Reserva Federal (Fed) de EEUU también contribuyó a calmar las aguas.

La retirada de estímulos de Bernanke es como sacar un elefante de un armario. Autor: Napi.

Muchos economistas empiezan a advertir, sin embargo, una conjunción de elementos similares al gran crash del 98, en el que Wall Street perdió en una sola sesión el 20 por ciento, casi lo ganado en el año, sobre todo en agosto. En aquella ocasión, como ahora, las primeras señales provinieron de Oriente, como si fuese una estrella fugaz a la que nadie hizo caso. La necesaria retirada de las compras masivas de activos por parte de la Fed crea una situación sin precedentes, que se compara con el estado en que queda un armario después de sacar un elefante, encajado a presión. El primer efecto será el encarecimiento del dinero y, por ende, el frenazo de la actividad.

¿Cómo afectará a la economía española? A medio o largo plazo puede ser beneficiosa si la recuperación se consolida. Pero a corto, se prevé que vuelva la inestabilidad a los mercados y la prima se encarezca. ¿Qué planes tiene el Ejecutivo para evitar que se malogre la recuperación, como ocurrió con Zapatero? Con las primeras luces del renacer económico, se echa en falta una política de incentivos, como rebaja selectiva de impuestos. Montoro sigue gastando por encima de sus posibilidades y la única receta para combatir la caída de recaudación es más gravámenes. Una política condenada al fracaso, como se ve con la aplicación del impuesto de Loterías. Eso sí, ¡siempre nos quedará Gibraltar! Lleva razón la prensa del resto de Europa. Es ridículo que la principal preocupación sea una peña llena de monos.

Amador G. Ayora, director de elEconomista.