Igual y (desigual)
El mes de agosto, periodo tradicional de vacaciones en España, ya está aquí y, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), la ocupación ha subido en 150.000 personas en el segundo trimestre del 2013; dos buenas noticias en definitiva. Con esta feliz perspectiva, me gustaría reflexionar sobre una cuestión que veo poco en los medios de comunicación: el aumento de la desigualdad. Ciertamente, no parecía ser, al menos inicialmente, una solución a la crisis pero parece ser uno de esos "daños colaterales" que se han producido como consecuencia de las medidas tomadas.
Mucho tiempo ha pasado desde el nacimiento de la famosa "devaluación interna" y su hermana pequeña, la "política de austeridad". En el presente artículo, nos centraremos en la primera. La devaluación interna fue una de las primeras recetas del amplio libreto ortodoxo. La idea no era nueva - ya la había comentado David Hume en 1752 - y se traducía en ganar competitividad externa a través de la deflación (absoluta o relativa) y, a través de ella, iniciar la recuperación económica. Un ejemplo de su implementación ha sido la disminución de salarios nominales; así, el coste laboral por trabajador ha pasado de crecer un 4,2 por ciento en el 2007, a decrecer un 0,6 por ciento en 2012 y a disminuir en más de un 2 por ciento en lo que llevamos de año 2013. Naturalmente, ello ha implicado una pérdida del poder adquisitivo de los salarios y debería comportar -observen el cambio de tiempo verbal puesto que no es baladí- un descenso de los costes de producción, y, por tanto, una disminución de los precios. Con ello, las empresas españolas serían más competitivas en el exterior, venderían más y se iniciaría un círculo virtuoso de crecimiento. No obstante, el descenso del precio de los productos no sólo no se ha producido sino que estos han aumentado. Pero, ¿cómo es eso posible? Después de analizar la evolución del precio de las materias primas y los niveles de productividad la respuesta parece simple: ha aumentado el margen empresarial. Naturalmente, cabrían matizar muchas cosas; tamaño de empresa, tamaño del sector, poder de monopolio? Sin embargo, la conclusión es clara y, lamentablemente, no sólo nacional (Informe Mundial sobre salarios 2012/2013, OIT).
Además, se ha producido un aumento de la desigualdad personal de la renta en España hasta el punto que, según el Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada (FOESSA), "la desigualdad se ha enquistado en nuestra estructura social". Por ejemplo, desde el 2007 la distancia entre la renta del 20 por ciento de población más rica y el 20 por ciento más pobre ha crecido casi un 30 por ciento; o que en el 2011, el 20 por ciento de la población más rica tuvo una participación en la renta total superior a la que tenía el 60 por ciento de población con menores ingresos.
Habrá quien piensa que tampoco es tan grave puesto que, al fin y al cabo, ya lo decían los evangelios, "siempre tendréis pobres con vosotros" (Mateo 26: 11). Sin embargo, ese empeoramiento tiene implicaciones económicas - las éticas las dejaremos para el otoño, época mucho más acorde para las reflexiones sesudas - puesto que ha provocado una caída mayor del consumo ya que la teoría del goteo - el crecimiento del número de ricos conllevará un mayor crecimiento económico que redundará en un mayor bienestar para todos - no se ha producido.
Además, existe el riesgo de una auténtica dualización de la sociedad al aumentar la distancia entre las clases sociales que debilite la cohesión social, aumente la criminalidad y haga más difícil la movilidad social. Ello alentaría la aparición de partidos populistas y algunos -istas más, que no traerían nada bueno. Finalmente, debemos ser conscientes del malbaratamiento de recursos al tener que destinarlos a actividades como asistencia social o seguridad en lugar de a I+D o a educación.
Los factores del aumento de esta desigualdad los encontraríamos en la reducción de los salarios, el aumento del paro y los recortes en prestaciones sociales. En consecuencia, es necesaria la implementación de un paquete de medidas con el objetivo prioritario de crear empleo masivo.
Por cierto, en el próximo artículo, hablaremos de cómo salir de la crisis?
Josep M. Sayeras, profesor titular del Departamento de Economía de ESADE.