Firmas
El oro continuará subiendo
Si nos abstraemos del ruido, el oro sigue siendo un mercado alcista a largo plazo.
¿El desplome en el precio del oro de este mes es la señal de que el mercado alcista a largo plazo del metal precioso ha terminado? ¿O ha sido simplemente el tipo de volatilidad que podía esperarse de un activo que no tiene ningún valor intrínseco pero que se ha mantenido básicamente porque los inversores han perdido la fe en cualquier otro valor?
Los inversores privados podrían estar dirigiéndose a la salida, pero los profesionales están comprando debilidad. Los fondos de cobertura y los gestores de dinero aumentaron significativamente sus participaciones la semana pasada, según la Comisión de Comercio de Futuros de Mercancías. Pero? ¿quiénes están en lo cierto? Los profesionales. Si nos abstraemos del ruido, el oro sigue siendo un mercado alcista a largo plazo. Ha aumentado su valor durante la última década debido a un tridente mortal de desequilibrios fundamentales a largo plazo en la economía mundial. Hasta que se estabilicen -y aún queda una década al menos para eso-, el oro seguirá siendo una parte central de cualquier cartera.
El oro se vende tradicionalmente como una apuesta en una situación de inflación galopante. Si los bancos centrales continúan decididos a seguir imprimiendo cada vez más dinero y si los gobiernos en bancarrota se ven obligados a inflar sus deudas, según este argumento el oro debe continuar aumentando su valor y mantenerse como mejor alternativa para disponer de efectivo rápidamente. De hecho, este argumento resulta cada vez más peregrino.
El gran mercado alcista comenzó a principios de este siglo y llegó en un contexto de inflación relativamente baja. Cuando, en la década de los 70, los precios estaban realmente fuera de control, el oro tampoco lo hacía demasiado bien. Entretanto, hay más posibilidades de lograr trabajo en Atenas que de encontrar cualquier muestra de inflación sostenible. Simplemente no la hay.
Por tanto, el metal precioso no significa una gran cobertura contra la inflación. De todos modos, tampoco existen demasiadas opciones protectoras en este sentido. Esto puede explicar a las claras por qué algunos inversores al menos han comenzado a dirigirse a la salida.
Sería un error. Lo que el oro representa es una apuesta por el caos económico -y, lamentablemente, aún queda mucho por ver en este sentido-. La economía global se enfrenta a tres importantes desafíos, cada uno de ellos alcista para el oro cuando los observas detenidamente.
En primer lugar, el euro es el sistema monetario más disfuncional jamás creado, bloqueando lo que queda del mayor bloque económico mundial en una situación de depresión permanente. Nos hemos acostumbrado de manera depresiva a las estadísticas, aunque algunas zonas importantes de Europa están pasando por una crisis económica tan mala como la de la década de los 30. El desempleo en Grecia creció hasta el 27 por ciento durante este mes, mientras que el paro registrado entre los menores de 24 años es ya del 60 por ciento. La economía está sumiéndose en un abismo. En España, el desempleo juvenil alcanza ya el 56 por ciento, niveles no vistos desde la época de Franco, y el 26 por ciento del total de la población activa se encuentra actualmente sin trabajo. Se trata de tasas por encima de los picos vividos en EEUU durante la Gran Depresión de 1932, cuando se alcanzaron niveles del 23 por ciento.
¿Por qué es bueno para el oro? Porque significa que los bancos centrales mundiales mantendrán sus programas de flexibilización cuantitativa (QE). Puede que Estados Unidos y algunas zonas de Asia recuperen algo del entusiasmo perdido pero, mientras continúe la crisis en Europa, el crecimiento lamentablemente seguirá siendo débil. Más medidas de QE son buenas para el metal.
Luego está la crisis de deuda. Está por ver que los niveles de deuda acumulados por todas las economías desarrolladas detengan su crecimiento. Es una cuestión controvertida. Lo cierto es que los gobiernos y los consumidores en todo el mundo se han endeudado más de lo que pueden pagar. Países como Japón o el Reino Unido acumulan una deuda de más del 500 por ciento del PIB. Llevará años acabar con ella, incluso puede que resulte imposible.
¿Por qué es bueno para el oro? Porque los bancos centrales no pueden aumentar los tipos de interés. Como medida de urgencia, los tipos se redujeron prácticamente a cero, pero ahora están ahí atrapados. Es imposible aumentarlos sin provocar la quiebra de familias y gobiernos. No va a suceder, al menos en varios años. El oro es una alternativa al efectivo de los bancos. Cuando estos pagaban un 5 o un 6 por ciento al año en intereses, no era demasiado atractivo un pedazo de metal con rendimiento cero. Pero ahora que el dinero no rinde prácticamente nada tampoco, puede ser momento de hacernos con el trozo de metal.
Finalmente, el dólar, en declive como moneda de reserva mundial a largo plazo. La crisis del euro podía haberle dado un respiro. Pero solo se trató de un digno rival, el único. Y es que, tras la caída de Chipre, nadie va a querer mantener sus reservas en euros. Los bancos centrales han comenzado ya a reducir sus participaciones e intuimos que este proceso se ha acelerado en las últimas semanas. Nada de eso cambia el hecho de que el dólar ya no pueda soportar más el peso ejercido sobre él. El resto del mundo ha crecido y se ha hecho mucho más rico, y Estados Unidos no es la economía dominante que fue en su día. Ni volverá a serlo.
La caída del dólar significa que los bancos centrales aumentarán paulatinamente sus reservas, con el oro como destino más obvio. Cuanta menos confianza se deposite en el dólar, más deseo habrá de activos alternativos. Y no hay demasiado donde elegir. A medida que los bancos centrales vayan adquiriendo este metal, el precio subirá. Y cuanto más compren, más inversores privados irán detrás.
En algún momento, se solucionarán los problemas. El euro aparcará sus miserias, los niveles de deuda volverán a niveles razonables y aparecerá un nuevo sistema monetario que sustituya a una versión basada en el dólar, como hizo la moneda americana con la libra esterlina hace cien años. Cuando eso suceda, el oro volverá a ser secundario -siempre que el nuevo sistema monetario que reemplace al dólar sea una alternativa al modelo del oro, por supuesto-.
Pero falta al menos una década para ello? o tal vez más. Hasta entonces, y a pesar del pánico del mercado, el oro sigue siendo un mercado alcista. Se trata de una apuesta por una economía global caótica, que no parece que vaya a cambiar a corto plazo.