Cómo gestionar la seguridad de su ahorro
- Hay opciones de inversión para los ahorradores más allá de los bancos
El rescate de Chipre ha vuelto a poner de manifiesto la increíble facilidad con la que se generan episodios de incertidumbre y tensión en el seno de la UE. Aunque en esta ocasión el tamaño del rescate no ha sido la causa, sino dos aspectos relevantes. Uno de forma y otro, de fondo.
Entre los primeros, la forma de comunicar el acuerdo, con la inclusión inicial de los depósitos de menos de 100.000 euros entre los sujetos a un impuesto especial, y las posteriores declaraciones del presidente de turno del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, diciendo que el modelo chipriota podría utilizarse en otros rescates.
En cuanto a los dos problemas de fondo, lo más relevante es la quita en toda regla a los depósitos de más de 100.000 euros y, como segundo aspecto, el corralito creado en un país de la UE con el cierre de los bancos chipriotas, la limitación a la retirada de efectivo a los clientes y el control de capitales hacia el exterior sine die.
El resultado ha sido quince días de especulaciones, de críticas a la forma y al fondo del asunto, de temores de los mercados al contagio y de salida masiva de depósitos por las empresas y familias, de desconfianza en la UE y, sobre todo, un problema político que afecta a una de las decisiones más relevantes asumidas en la UE en los últimos meses: la unión bancaria.
Este es el principal problema, al que nosotros, como asesores financieros independientes, vamos a estar más atentos. Pero no voy a insistir más en el caso de Chipre y tampoco en lo que queda por hacer en la UE desde el punto de vista político. A continuación, trato de responder a las preguntas que muchos de nuestros clientes nos han hecho sobre la seguridad de sus ahorros y la mejor manera de gestionarlos a partir de ahora.
España no es Chipre
Y lo hago desde un doble punto de partida: España no es Chipre, un país donde las circunstancias (tamaño del sector financiero, participación de ciudadanos no residentes y pocos controles de prevención de blanqueo de capitales) han hecho aconsejable acudir a los depósitos. No obstante, vivimos momentos extraordinarios, en los que no son descartables medidas excepcionales, que podríamos ver en algún otro país poco relevante de la UE.
Ante esta situación, ¿qué puede hacer un ahorrador? ¿Analizar la solvencia de los bancos con los que trabaja y no dejarse llevar por las rentabilidades ofrecidas? Bien. ¿Diversificar el ahorro en distintas entidades con importes inferiores a los 100.000 euros? También. ¿Entrar en divisas? Mejor evitarlo, por el riesgo adicional de sus fluctuaciones contra el euro. ¿Enviar el dinero a otro país del euro? Puede ser una alternativa, pero podría ser más gravosa que un impuesto al depósito. Son opciones posibles, sí, pero no llegan al fondo del problema. Sin duda alguna, si lo que queremos evitar es el riesgo del sector bancario o incluso de una entidad bancaria concreta, una de las alternativas más lógicas es invertir en productos fuera de balance de los bancos.
Hay otras opciones
El producto estrella en este sentido sería el fondo de inversión. Es determinante recordar que los fondos de inversión se encuentran fuera del balance de las entidades de crédito. Las participaciones están a nombre de los ahorradores y, por tanto, al margen de los problemas que puedan sufrir las entidades que las gestionan. Además, los activos depositados están segregados de las cuentas de la entidad depositaria y, por supuesto, de la gestora. Desde hace varios años ponemos como ejemplo el caso de Lehman Brothers. Tras su quiebra, los inversores con acciones, bonos o depósitos de la entidad sufrieron pérdidas. Sin embargo, aquellos que invirtieron en fondos de su gestora no perdieron su dinero, aunque sufrieran variaciones en función de las políticas de inversión de dichos fondos.
Pero ojo, no todos los fondos son buenos y ante la avalancha de ofertas que va a haber es más importante que nunca analizar las condiciones ofrecidas. La inversión en deuda pública es también una buena alternativa a los depósitos, si bien su rentabilidad ha bajado significativamente.
También podríamos optar por una cartera de bonos o pagarés de empresas privadas. Combinando distintos plazos, sectores y calidad crediticia, podríamos batir a la inflación asumiendo un riesgo inferior al de muchas entidades financieras. Los seguros de ahorro son otra buena alternativa para inversores conservadores, aunque también hay que analizar cuidadosamente la compañía y la letra pequeña del producto.
En fin, que hay vida para los ahorradores fuera de los bancos y de sus balances. Más aún para aquellos que rompen inercias y van de la mano de un asesor independiente. Y recuerden que no hay una única solución para todos. Cada ahorrador tiene sus circunstancias y hay que tenerlas en cuenta para adaptar los distintos activos, productos, plazos o riesgos a las mismas.
José Miguel Maté, consejero delegado de Tressis.