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La troika o el camarote de los hermanos Marx

  • La troika no ha tenido en cuenta que no se puede rescatar el fantasma del miedo


La gestión del salvamento chipriota y de sus bancos roza el despropósito mayúsculo. Desde la reestructuración con quita encubierta de la deuda griega, la bancarrota de Chipre era una cuestión conocida desde hace tiempo por toda Europa, que se ha ido aplazando. Chipre fue de los últimos en adoptar la moneda única. En aquel momento, se sabía que la isla era utilizada por el dinero negro ruso como lavadora; aun así se abrió la puerta a la entrada.

Hace dos fines de semana llegan las noticias, se daba luz verde a que una parte de la factura de la misma la pagasen los depositantes de los bancos chipriotas: 6,75% de impuesto o quita a los depósitos inferiores a 100.000 euros, ascendiendo el impuestazo al 9,95% para los que sobrepasaran esta cantidad. Debo decirles que cuando me enteré de la noticia miré si era 28 de diciembre por el día de las inocentadas, pero no, estábamos en marzo.

¿Es una broma de mal gusto?

Después del despropósito, la primera enmienda: la tasa para pequeños impositores se reducía al 3% y se aumentaba al 12,5% para los grandes impositores. El objetivo, al igual que con la primera medida, era reunir un monto aproximado en quitas de 5.800 millones de euros. De esa forma la troika se haría cargo de la otra parte, 10.000 millones; por cierto, según pasa el tiempo la factura aumenta. Por primera vez en un rescate se socializaba la pérdida entre los impositores, y es muy llamativo que se extendiera a los pequeños ahorradores.

Saltaba hecho añicos -esto es importantísimo destacarlo- un principio básico en economía y derecho, la garantía de los depósitos por debajo de 100.000 euros, algo que se estableció para proteger a los pequeños ahorradores, a los ciudadanos. Por otra parte, éstos estaban garantizados para la totalidad de los ciudadanos que pertenecían al euro. ¿Quería romperse la igualdad entre los depósitos y los fondos de garantía? ¿Dividir a los europeos por el tamaño del país? Actualmente y después de casi dos semanas, sabemos que los pequeños depósitos no se tocan y que las quitas se harán para los que tienen un monto no garantizado, pero todavía seguimos sin solución al problema.

¿Alguien en Europa era consciente de que esta contaminación haría cuestionarse a todos los ciudadanos, especialmente los griegos, portugueses, irlandeses, españoles e italianos, por la garantía de sus depósitos? ¿Alguien pensó que un banco extranjero puede operar en un país miembro de la Unión Europea y que su FGD estuviera en el país donde reside? ¿Alguien pensó que si se quería penalizar el lavado de dinero negro, éste no se encuentra en depósitos inferiores a 100.000 euros? No puedo creerme que no fueran conscientes de ello, porque rápidamente se salió a decir, por ejemplo en nuestro caso, que el depositante español no tenía que preocuparse. Alguien era consciente de que el miedo es libre y de que la contaminación podía transformarse en un episodio de contagio.

¿De verdad no pensaron que una retirada de depósitos ante el miedo de la quita podría desencadenar un episodio de quiebra de bancos? Draghi había venido a decir que el riesgo país, por pequeño que sea, es un riesgo sistémico. Aun con la disminución de la medida, de la carga impuesta, mi perplejidad y la de la mayoría de los economistas era máxima. ¿Es que nadie entiende que con determinadas cuestiones los experimentos no se pueden hacer ni con gaseosa? La troika era lo más parecido al camarote de los hermanos Marx. Pero no era suficiente, alguien tenía que destacar y llevarse el premio a la inconsciencia absoluta. And the winner is... Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo. No sólo alimentó la hoguera diciendo que el modelo de quitas a los depósitos es el que se va aplicar a partir de ahora; justificó en su momento una medida que va en contra de la legalidad, incluso dijo que en última instancia serán los contribuyentes los paganos. La troika -los responsables de este desaguisado increíble- debe dar explicaciones ya, deben producirse dimisiones o destituciones inmediatas.

El desconocimiento de los políticos en materia económica es palpable, en algunos casos penosa; cuentan, eso sí, con innumerables asesores con cargo a los presupuestos a los que todos contribuimos. Si hablamos del FMI y el BCE, ambas son instituciones económicas altamente especializadas, formadas por personal muy técnico en teoría con gran formación, de forma que sigo interrogándome por cómo se ha gestionado esta crisis.

El mayor error no ha sido intentar la quita, ha sido crear preocupación entre una gran parte de los ciudadanos. El mayor desvelo de los medios de comunicación era cómo calmar a los lectores, al público, que buscaba que diéramos argumentos. El negocio bancario, en la vertiente del depósito en efectivo, es la confianza. ¿Para que sirve salvar bancos si se crean dudas entre sus clientes? Nadie ha tenido en cuenta que en un momento de una gravedad económica impresionante no se puede rescatar el fantasma del miedo.

La decisión parece -ya no me atrevo ni asegurar- que al final se empieza a desarrollar bajo un prisma fundamental en política económica: la del sentido común. Como economista, y más como profesor de una institución como el IEB, siento vergüenza, pido perdón en nombre de mi profesión. Más que nunca, la gestión de una crisis debe ser modélica si existe riesgo sistémico. El daño está hecho por la forma en que este rescate se ha gestionado, eso es indiscutible. Alguien tiene que contar esto sin decir al final: "¡Y dos huevos duros!".

Miguel Ángel Bernal, profesor y miembro del Departamento de Investigación del IEB.