Firmas

Mangas y capirotes



    Cualquier persona sensata sabe que la estabilidad y el buen funcionamiento, es decir, la calidad de las instituciones de un país es un valor en sí misma y, además, tiene un valor económico indudable, por todo lo cual los líderes y los simples ciudadanos de cualquier país tienden a preservar e incrementar esa calidad? en cualquier país menos en España, donde el vuelo gallináceo (corto y picoteador) de sus políticos y la bien demostrada irresponsabilidad de muchos de sus dirigentes sociales y económicos han hecho mangas y capirotes a cuenta de las más variadas instituciones públicas y privadas.

    Aquí tirar el agua usada con el niño dentro es la norma. En efecto, es difícil imaginar que un recién nombrado ministro en el país vecino deje con el culo al aire al gobernador del Banco de Francia. Pues en España ha ocurrido sin necesidad de imaginarlo. También resulta inimaginable que el ministro alemán de Educación haga público su pensamiento crítico según el cual las universidades germanas son una basura; pues aquí no es necesario imaginarlo, lo podemos leer -día sí, día no- en todos los periódicos. Claro que también contemplamos a los rectores dándole plantón al ministro, despreciando así la más elemental de las jerarquías en un gesto de mala crianza y de pésimo estilo. ¿Podemos imaginar que en el Tribunal Supremo de EEUU uno de los jueces denuncie por malversación al presidente de dicho tribunal sin tratarlo antes ni con el denunciado ni con sus compañeros de institución? Pues aquí no hay que imaginar nada. Aquí la realidad siempre supera a la ficción: el presidente, Carlos Dívar, se va los fines de semana a divertirse a Marbella por cuenta del Estado y otro magistrado, en lugar de reprochárselo en privado o discutirlo previamente en el Consejo, lanza la denuncia al fiscal (sin éxito) y, de paso, a los cuatro vientos. En fin, ¿alguien se imagina al Parlamento británico cambiando sin consenso los estatutos de la BBC? Pues aquí lo hemos visto hacer la semana pasada.

    Joaquín Leguina, estadístico.