No llores por mí, Argentina
Mi hija tiene un novio argentino que se llama Rodrigo y yo estoy orgulloso de que sea así. Argentina y los argentinos siempre me han caído bien, y no he cambiado de opinión porque Repsol haya sido expropiada por el Gobierno de aquel país. Esto no es la Guerra de las Malvinas, sino un problema comercial que deberá solventarse en los tribunales internacionales.
Que un Gobierno bisoño lo haya convertido en un problema diplomático no es razón para que olvidemos que somos dos países hermanos. Solo hay que pisar suelo argentino para sentirlo. Tampoco deberíamos olvidar que fueron los argentinos quienes nos aliviaron el hambre en el 39 y quienes acogieron a nuestros exiliados políticos y a nuestros emigrantes económicos que no tenían cabida en España. Porque tengo memoria histórica, cuando escucho a Madonna cantar 'Don't Cry for Me Argentina' en el excelente musical Evita (1996) de Alan Parker se me sigue poniendo la piel de gallina: "No llores por mí, Argentina / Mi alma está contigo... / No te alejes, te necesito... / Mentiras dijeron de mí... / Abrir mi ventana y saber / Que nunca me vais a olvidar / No llores por mí, Argentina".
Les pediría a los ministros de Industria, José Manuel Soria, y de Exteriores, José Manuel García-Margallo, que se lo piensen dos veces antes de seguir con esta espiral que no nos lleva a ninguna parte. Que piensen que en Argentina están instaladas cerca de quinientas empresas españolas y ninguna, que yo sepa, ha sido perseguida ni está haciendo las maletas para irse.
¿Qué pasaría si Endesa dejase de hacer las inversiones comprometidas y se generalizasen los cortes de luz? Enel, su accionista de referencia, siempre podría decir que está harto de perder dinero porque se le obliga a vender la electricidad por menos de lo que les cuesta producirla. Y entonces ¿qué?, señor Soria.
Mariano Guindal, periodista económico.