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El análisis: Bruselas despilfarra mientras dirige una orquesta desafinada



    El ajuste duro decidido por Alemania es un duro golpe contra la Unión Europea, impropio de un país que dice tener vocación de liderazgo continental y que es, con diferencia, el que, en términos económicos, más se ha beneficiado de la implantación del euro. Mientras tanto, dirige la orquesta Bruselas, que no da ejemplo y sigue en su empeño de crear 'superfuncionarios' a nivel europeo.

    Mal ejemplo de la cúpula de la UE, entonces: sin ahorrar un solo euro -los funcionarios de la Unión ya preguntan qué incremento salarial les corresponderá este año-, sin el menor ajuste aplicado a la faraónica burocracia y sin que haya habido el menor síntoma de que la crisis tiene algo que ver con las instituciones europeas.

    De hecho, el faraónico proyecto de crear una diplomacia comunitaria sigue adelante y ya se anuncia que comenzará a funcionar en septiembre. Muchos miles de millones de euros se destinarán, si alguien no lo remedia, a construir un aparato diplomático que exhiba ante el mundo la inanidad europea. Una vergüenza que tampoco contribuye a prestigiar, precisamente, las cenizas en que ya se ha convertido la imagen de la Unión Europea.

    Alemania, ¿año cero?

    Y mientras unos gastan de más, otros recortan en la misma medida. Tal afirmación no es controvertible porque la evidencia cae por su propio peso: el hecho de que la locomotora europea, que ha conseguido capear bastante bien la crisis, decida imponer precisamente ahora medidas fuertemente restrictivas a su propia economía, no sólo impedirá el crecimiento económico del conjunto de la Unión Europea sino que amenaza con que los países periféricos que están procediendo a realizar severos ajustes caigan de nuevo en la recesión.

    Alemania ha superado la crisis con un paro perfectamente controlado y con un déficit público del 3,3% en 2009 que subirá al 5,5% este año. Su deduda, elevada, no pasa del 72%.

    Estas cifras no justifican en absoluto que la señora Merkel, cada día más parecida a la señor Thatcher incluso físicamente, se lance a destrozar el Estado de Bienestar de su propio país, ya muy laminado por la "Agenda 2010" que, con dolor de su corazón, implementaron los socialdemócratas de Schröder. El listado de recortes al desempleo, al sector público y a la inversión que incluye este ahorro de 80.000 millones de euros hasta 2014 que piensa realizar Merkel es muy expresivo.

    La principal consecuencia de esta medida es que descenderá el consumo alemán, con el consiguiente perjuicio de sus socios que, como España, tienen en el sector exterior uno de los ingredientes principales del crecimiento en las actuales circunstancias.

    Además, el diferencial de la deuda de estos países con el bono alemán se incrementará todavía más, lo que situará en un brete a los países menos aventajados.

    El potencial de la locomotora

    En definitiva, que la gran potencia alemana decida realizar su ajuste después de que hayan iniciado esta difícil tarea los países de la UE más afectados por la crisis es una cobardía insolidaria.

    Impropia de un país que quería liderar la Unión y que, a pesar de las apariencias, ha sido el principal beneficiario de la integración: su potencia exportadora ha hecho que la productividad alemana haya aumentado un 13% desde la fundación del euro en tanto la española no ha dejado de caer estrepitosamente. En esta coyuntura, dar la espalda a los problemas continentales representa un duro revés para la idea europea.