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Los nuevos desafíos tecnológicos de la Administración Biden

  • Biden asumirá el liderazgo en asuntos que resultaron indiferentes para Trump
  • EEUU podría alinearse con la UE en las normativas de protección de datos
  • Todo apunta a que el sello 'Made in USA' seguirá marcando el camino al resto

Alberto Horcajo

El cambio de presidente en los Estados Unidos ha suscitado expectativas de cambio también en las políticas relacionadas con las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC). Dado que las principales empresas del sector en términos de facturación y de innovación tienen sus sedes en Estados Unidos, las decisiones del Gobierno de los Estados Unidos tienen implicaciones para el desarrollo y la evolución de la oferta de soluciones de conectividad, productividad, colaboración y entretenimiento.

Parece probable que la Administración Biden asuma un liderazgo de potencial alcance global en diversos frentes, en relación con los cuales la Administración Trump mostró desinterés o indiferencia. Concretamente, hay al menos seis áreas en las que probablemente se percibirá el giro de la nueva Administración estadounidense:

a) Las políticas de protección de los datos personales,

b) El mercado de plataformas y la posición en los mismos de los titanes de Internet,

c) Las directrices e inversiones en ciberseguridad,

d) La neutralidad de Internet y las nuevas figuras de conectividad,

e) La evolución del "código abierto" y los incentivos a la innovación tecnológica -en la línea de "socialización de los riesgos y privatización de los beneficios" de que habla Mariana Mazzucato-.

f) El impulso de las TIC a las inversiones en energías renovables.

Protección de datos personales

En lo que se refiere a la protección de datos personales, es importante recordar que en Estados Unidos la única legislación federal relevante al respecto es el mandato genérico a la Comisión Federal de Comercio ("FTC" por sus siglas en inglés), para la prevención de prácticas fraudulentas frente a los consumidores y el cumplimiento de diversas normas incluidas en la regulación de actividades económicas determinadas (protección de menores, seguridad vial, banca, crédito y seguros, etc.) para la protección de los datos personales, que en gran medida descansa en normas estatales, siendo pioneras y más próximas a los postulados europeos las de los Estados de signo político progresista, como California ("California Consumer Privacy Act") o Nueva York ("New York SHIELD Act"), que determinan la "razonabilidad" de las salvaguardias en la obtención, gestión y custodia de los datos personales.

Aunque son numerosas en Estados Unidos las voces y empresas relevantes con millones de usuarios que vienen defendiendo la adopción de una legislación de protección de datos personales similar al Reglamento General de la UE, parece más probable que a la luz de la fuerte polarización en la interpretación del derecho a la intimidad, sigan siendo los Estados los que determinen las garantías en la materia para sus residentes, mientras que la FTC centra sus esfuerzos, -inicialmente bajo la presidencia de Rebecca Kelly Slaughter, quien ya venía ocupando el cargo desde 2018 y quien sirvió como asesor jurídico del actual líder del Senado, Charles Schumer- en la ordenación de los mercados de plataformas, empezando por resolver la reciente demanda de la referida agencia federal junto a las fiscalías de 46 Estados por prácticas anticompetencia contra Facebook en la adquisición de WhatsApp e Instagram, si bien paradójicamente la demandada aboga por un régimen de protección de datos personales cercano a los parámetros europeos, de modo que el fallido "escudo de privacidad" transatlántico sea reemplazado por un mecanismo de reciprocidad de garantías y transferencia segura de los datos personales de los ciudadanos de ambos lados del Atlántico.

Mercado de plataformas

En cuanto a los mercados de plataformas es probable que la Administración Biden deje que la iniciativa la sigan teniendo las cámaras legislativas, que de la mano de congresistas del partido demócrata ya venían instando a los titanes de Internet a adecuar sus modelos de negocio y sus estrategias de crecimiento en los Estados Unidos al respeto a los concurrentes, especialmente aquellos que tienen potencial de ofrecer a los usuarios finales de los servicios, innovaciones de producto o precios más asequibles para los sustitutivos y al tratamiento equitativo de clientes y proveedores en su propia esfera, propiciando la facilidad para la realización de transacciones en entornos abiertos. Si bien es cierto que existen mercados de carácter transversal muy disputados, como el de los recursos de computación y almacenamiento en Internet (las "nubes"), en el ámbito de las plataformas se han generado posiciones dominantes en al menos en mensajería instantánea, buscador y red social que resultan de la magnificación de l as economías de escala a nivel global, que siquiera por la cuota de atención de una gran parte de la población que acaparan, suscitan llamadas desde distintos ámbitos a una fiscalización estrecha tanto de los parámetros técnicos de los sistemas como de la moderación de los contenidos.

En gran medida vinculado con la enorme difusión de las plataformas entre la población está la cuestión candente de la seguridad de las comunicaciones y la vulnerabilidad de los usuarios, que pueden ser objeto de ataques inadvertidos. La prioridad de la Administración Biden probablemente sea el reforzamiento de las defensas de las redes y servidores asociados a la seguridad nacional. En cuanto a la neutralidad de red, especialmente a la luz del protagonismo de las plataformas en la provisión de servicios de comunicaciones, tal vez se recupere la visión de la Administración Obama, que preconizó un tratamiento segmentado y financiado por quien más se beneficia de Internet del lado de los proveedores mientras se garantiza la igualdad de acceso de los usuarios.

Neutralidad de la red

Una primera indicación de ello es el reciente desistimiento en el recurso del fiscal federal en relación con las normas sobre neutralidad de red del Estado de California, que había sido inicialmente interpuesto en 2018. De hecho, puede especularse que las normas de California, que tienen su origen en la abolición de la decisión de la Comisión Federal de Comunicaciones ("FCC" en sus siglas en inglés) en 2015, serán la inspiración de una nueva interpretación por parte de la FCC, presidida de nuevo por Jessica Rosenworcel, tras el mandato patentemente favorable a la colusión entre ciertas plataformas como WhatsApp y Facebook y la mayoría de los operadores, por parte de Ajit Pai, a través de los acuerdos de no consumo selectivo de las franquicias personales de datos, generando una asimetría comercial que reforzaría la posición de las primeras entre los clientes de los operadores.

Por otro lado, es probable que la Administración Biden prefiera no tomar posiciones en cuanto a la homologación previa de equipamientos, aplicaciones y herramientas de gestión de las redes más allá del rechazo heredado y sostenido por el consenso de los políticos estadounidenses a la introducción de tecnología de origen chino por razones de seguridad nacional, adobadas por interpretaciones dispares sobre el endémico déficit comercial bilateral y la creciente atención por la sociedad norteamericana a las violaciones premeditadas de los derechos fundamentales por parte de la jerarquía del Partido Comunista chino, a todo lo que es ajeno el desarrollo constante de estándares de código abierto que a su vez propician la competencia y presionan sobre los márgenes de los principales jugadores en la cadena de valor de las TIC, con recurso exclusivo al abundante capital privado, que no obstante debiera poder capturar parte de los beneficios de la esperada infusión de fondos públicos federales para la digitalización y la inversión en energías renovables, en un giro copernicano respecto de las prioridades de la Administración anterior, que supuso, al margen de la pandemia, el final del "largo boom" de cuarenta años (1980-2020) objeto del artículo premonitorio bajo el mismo título de Peter Schwartz y Peter Leyden en Wired de Julio 1997, que citaba la eventual "vuelta de un espíritu de generosidad", que domina el discurso público del nuevo presidente.

Apoyo al I+D estadounidense

Teniendo presente la pujanza y el liderazgo de los titanes de Internet, todos ellos con sede en Estados Unidos, y la probable evolución de ciertas políticas de apoyo a la investigación que de algún modo fueron ensayadas por la Administración Obama -una parte sustancial de cuyos protagonistas forman parte del equipo de gobierno actual-, cabe pues esperar que una parte muy significativa de las tecnologías que seguirán cambiando las formas de relacionarse, de colaborar, de aprender, de producir, de consumir y de gobernar sigan teniendo un sello "Made in USA", muy probablemente en lo que resta de década, especialmente a la luz de su asentada proyección global y de la capacidad singular y prácticamente ilimitada de Estados Unidos para financiar sus empeños y sus desequilibrios presupuestarios, aún cuando ya se anticipa por la flamante Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, un posible repunte de la inflación -empíricamente asociado al "descarrilamiento" de los planes de inversión- debida a la la inyección directa de liquidez para paliar los efectos económicos de la pandemia.

La conjunción del respaldo de la Administración Biden a la innovación a través de abundantes fondos públicos (300.000 millones de dólares para tecnologías de punta), particularmente a través de los créditos para la innovación para pequeñas y medianas empresas ("Small Business Innovation Research Grants"), propiciando la aparición de iniciativas económicas de última generación susceptibles de convertirse en negocios, que puedan competir con los proveedores establecidos de soluciones tecnológicas de uso personal, empresarial o institucional; un sesgo más favorable a la protección de los datos personales, presumiblemente alineada con las normativas de la Unión Europea y de otras naciones con regímenes políticos liberales; el liderazgo en el despliegue y la puesta en valor de 5G, al margen de la aproximación china, no equiparable por su patente orientación a la restricción de los derechos individuales; el control efectivo de la memoria y de la capacidad de computación en Internet que ostentan Amazon, Microsoft y Google por medio de sus nubes públicas y el dominio del mercado de herramientas de comunicación interpersonal de Facebook y una visión de la conectividad y del acceso a Internet como un servicio de interés general, permiten augurar un período de continuo florecimiento tecnológico durante la presidencia de Joe Biden, que además podría ser un elemento distintivo de una política exterior que busque la transformación de ciertos paradigmas económicos, con una combinación de esfuerzos con el sector privado a través de una diplomacia tecnológica de nuevo cuño, que sirva para ganar las "guerras de la innovación" que describen Christopher Darby y Sarah Sewall en un artículo recién publicado en Foreign Affairs de Marzo/Abril 2021.