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¿Para cuándo la electromovilidad?
- ¿Se está investigando a buen ritmo para conseguir los aumentos de autonomía que se requieren?
Ferran Amago
Después de una semana de barbecho pensando y cuidando el cuerpo debido a unos simples mareos que me han llevado por la calle de la amargura, hoy quería plantear un dilema sobre la apuesta que debemos hacer sobre la movilidad eléctrica o electromovilidad.
En mayo del año pasado, me desplacé a Antofagasta (Chile) para ser ponente de una conferencia sobre Electromovilidad auspiciada por el diario local 'El Mercurio de Antofagasta'. La sesión estaba coordinada también la Secretaria de Transportes y pretendía que dicha ciudad fuera un referente mundial en movilidad eléctrica.
Cabe decir que Antofagasta es una ciudad de costa y que alberga a las grandes empresas de la industria minera del país tanto la de extracción de cobre o litio como a los que les dan servicios. En ella, se vieron como existían proyectos de puesta en marcha de autobuses eléctricos o cargadores en el exterior de la vía pública. En mi exposición puede dar cifras de la penetración de la electromovilidad en Estados Unidos de América, Europa, Asia y Latinoamérica. En ella, recalcaba las tendencias para su consolidación antes del 2050 si seguimos a ritmos actuales de adquisición de vehículos, autobuses, bicicletas, motos etc. todas ellas eléctricas. Obviamente, son Estados Unidos de América junto con Europa quienes concentran la mayor penetración de la movilidad eléctrica, aunque los países de LATAM tienen planes muy agresivos para su adopción como son los casos de México, Colombia como Chile. En la sesión también apunté algunas consideraciones sobre las necesidades a realizar a nivel de regulación, así como de incentivos fiscales e infraestructuras necesarias. Pero, sobre todo destaqué las necesidades de Investigación y Desarrollo que son necesarias para conseguir una ventaja competitiva de este tipo de soluciones y que las diferencia del tradicional.
Según un estudio del último trimestre de 2019 de ANFAC (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones), los países europeos de referencia son: Noruega, Holanda y República Checa que lideran el ranking. El indicador global del estudio (que valora tanto la adopción del vehículo eléctrico como la generación de infraestructuras de recarga) estima que la media europea se sitúa en un 27,9%, con un crecimiento del 3%, mientras que la media española solo sube 3 décimas respecto al trimestre anterior, con una valoración del 16,4%. Por ello, y según dicho estudio, España está a la cola de la electromovilidad europea. Es curioso remarcar que los incentivos fiscales de la adquisición de este tipo de vehículos (Plan MOVES) no están funcionando al no conseguir ser el revulsivo esperado. Según las cifras oficiales, a cierre de 2019 todavía quedaban disponibles unos 7 millones de euros del fondo asignado a estas ayudas. Quisiera pensar, para ser optimista, que no se está comunicando bien aunque me decantaría por decir que dichas medidas son insuficientes para captar la atención del público en general debido a la debilidad de las infraestructuras y el desconocimiento de las ventajas asociadas a estas ayudas.
¿Qué cabe hacer en España para salir de la cola de Europa en electromovilidad? Se está proponiendo desde el Ministerio para la Transición Ecológica la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Esta nueva reglamentación deberá ir de la mano de la Estrategia a largo plazo para 2050 de la Unión Europea, que propone una visión estratégica para una economía competitiva, moderna, próspera y neutra desde el punto de vista del clima. Un gran reto para el que debemos estar preparados.
"Nos falta un Plan de Electromovilidad completo para que la iniciativa sea un éxito"
¿Y respecto a las Comunidades Autónomas de España o las Regiones de Europa, así como las grandes ciudades? Todas ellas ya cuentas con planes de implantación de puntos de recarga y cuentan un puñado de incentivos para su adopción: gratuidad de las zonas de aparcamiento (zonas azules o verdes) así como las de las autopistas de peaje de su competencia. Muchos planes cuentan con incentivos para atraer a particulares y profesionales que se mueven en radios pequeños de acción y con alta intensidad de movimiento.
Pero muchos, como un buen amigo, que se compró un vehículo 100% eléctrico pensando en la contribución a la rebaja de las emisiones y en ser uno de los primeros en estar en el futuro se desilusionó. En poco menos de dos años, se lo vendió al ver que las autonomías actuales de su vehículo no le permitía satisfacer su nivel de movimiento que tenía al hacer un viaje de media distancia debido a la falta de infraestructuras consolidadas de cargadores en las carreteras primarias o secundarias del país. Este es un caso próximo que lo explico, a modo de ejemplo, para ilustrar sobre lo que buscamos de forma idílica para ser pioneros y sostenibles, pero no encontramos, en la realidad, los requerimientos básicos (en forma de inversiones públicas) para consolidar nuestro sueño.
Por ello, cabría pensar, ¿Por qué la adquisición de vehículos particulares eléctricos sigue siendo muy inferior a los que se mueven por combustible fósil o híbridos? ¿La industria de electromovilidad está investigando a buen ritmo para conseguir los aumentos de autonomía que se requieren?
Otro de los factores determinantes para la consolidación es su adopción en el mundo de la logística industrial, de las industrias auxiliares, etc. Se trabaja incansablemente para que las flotas urbanas de camiones de recogida de basuras, las de parques y jardines, la de la policía, etc. sean verdes. Debe ser una prioridad por parte de las autoridades locales realizarlo, ya que para ello es sencillo debido a sus radios limitados de movimiento. Pero, en el campo de la logística, con grandes distancias y condiciones diferenciadas en función de los países que visitas, no tendrán sencilla su adopción a corto plazo.
Por ello, me he preguntado siempre, ¿De qué depende el triunfo del vehículo eléctrico? Pues claramente depende de: Aumento de los incentivos fiscales para la adquisición de los vehículos eléctricos y para su utilización en las ciudades y entre ciudades. Revisar el plan MOVES; Incentivar la adopción eléctrica en los entornos de distribución y logística urbana e interurbana tanto diurna como nocturna; Plan General de implantación de una red de suministros de carga eléctrica: tanto de recarga rápida como no; Revisión de las condiciones para implantar los cargadores domésticos y los costes de la energía; Preparación de los talleres de reparación para las nuevas necesidades de estos equipamientos; Pero, sobre todo, se requiere mucha Investigación y Desarrollo (I+D+i) aplicada tanto para el aumento de las capacidades de las baterías actuales que permita aumentar la autonomía de los vehículos, así como, mejora de la eficiencia respecto al vehículo tradicional. Conectarlo, ¿puede ser la solución? ¡Para eso están los científicos!
Uno de los referentes de la movilidad eléctrica es la empresa Tesla. Sus coches de alta gama con gran autonomía y red propia de cargadores (que puedes programar su ocupación en función del viaje), permite un modelo propio que sólo muy pocos se pueden permitir debido a sus altos costes. Podríamos decir que es como tener un iPhone11 de Apple o un Note10 de Samsung en el mundo de los smartphones. La diferencia es que la red de 4G está consolidada y te sirve para todos los teléfonos sea de alta gama o de gamas inferiores, en cambio, la infraestructura de la electromovilidad no conoce de gamas ni precios de los vehículos adquiridos.
Para acabar, confesaré que he estado muy presionado por mis hijos para adquirir un vehículo eléctrico por lo que he mirado dónde debía situar el cargador en el párking, he repasado las ayudas estatales para la adquisición del vehículo, he revisado los puntos de recarga próximos y no tan próximos, etc… y, por ahora, sigo pensando en que nos falta un Plan de Electromovilidad completo para que sea un éxito. Por mi parte seguiré apostando por la I+D+i para convertirlo en una solución real y conseguir los retos futuros tanto en Europa como en Chile.
Ferran Amago es director Ejecutivo Leitat Chile. Experto en Telecomunicaciones y su Regulación y Estandarización. Presidente de la Comisión de Innovación y Tecnología de CAMACOES. Representante de AIPET en LATAM.