Evasión

La casa 'medieval' de A Coruña de la familia del dictador abre las puertas al público: "Por fin los Franco cumplen la ley"

  • Desde este lunes, cualquiera puede pasearse por una vivienda que parece congelada en el tiempo… y no solo por su papel pintado de los 60

Carolina Cuesta

Una planta superior que recuerda a una vivienda familiar típica de los años 60, con papel pintado de todos los colores imaginables, es solo una de las curiosidades que ahora pueden descubrir quienes visiten este histórico inmueble coruñés. El edificio, durante décadas en manos de la familia Franco, abre al fin sus puertas abrir sus al público a partir de este lunes, cumpliendo con la ley que regula los Bienes de Interés Cultural (BIC).

Entre las curiosidades de la cara está que alberga elementos medievales llevados durante la dictadura, según ha constatado en la primera visita al público el historiador Alfredo Vigo Trasancos. El historiador ha descrito lo visto en el interior y ha citado diversos elementos medievales que no son de la propia Casa Cornide, sino que fueron llevados al edificio durante la dictadura desde diferentes lugares, tal como sucedió con el Pazo de Meirás.

Las visitas serán gratuitas y se repetirán cada lunes, tras una sanción de 3.000 euros impuesta por no haber permitido el acceso desde que en 2021 comenzó el proceso legal que obligaba a hacerlo. Desde la declaración firme en 2023, la apertura era una asignatura pendiente.

Más allá del gesto simbólico, la alcaldesa Inés Rey lo ha celebrado como un avance en la recuperación del patrimonio público, señalando que "por fin los Franco cumplen la ley" y que este inmueble es "un bien público que pasó a manos privadas en una época en la que el dictador y su familia entendía que todo les pertenecía".

Por su parte, Francisco Jorquera, portavoz del BNG, lo ve como un primer paso hacia "la restitución total" del edificio, una aspiración que recuerda lo conseguido con el Pazo de Meirás.

De momento, el edificio empieza a formar parte del paisaje cultural disponible para todos. Más allá de la carga histórica y política, el lugar despierta la curiosidad de quienes quieren ver de cerca cómo era una vivienda familiar de otra época, casi intacta, entre muebles antiguos, estancias silenciosas y una decoración que parece salida de una película retro.

Una cita obligada para quienes disfrutan de la arquitectura con historia, las anécdotas que esconden las paredes y, por supuesto, el diseño interior más pintoresco de los años 60