Europa

Sarkozy regresa para liderar la derecha gala con Francia en plena crisis económica

    El expresidente francés Nicolas Sarkozy. <i>Imagen: EFE</i>


    El que fuera presidente de Francia entre 2007 y 2012 anunció su regreso a la escena política con su candidatura a la jefatura del partido que lo llevó al poder, la Unión por un Movimiento Popular (UMP, derecha), pero con el objetivo implícito de reconquistar el Palacio del Elíseo en 2017.

    Tras perder frente a Hollande en 2012, Sarkozy prometió retirarse de la vida pública. Ahora, regresa más fuerte, y se presenta ante los franceses como el único capaz de superar la crisis política y económica que sufre el país. Pero también como el único capaz de derrotar a los socialistas hoy en el poder y al ultraderechista Frente Nacional (FN), al que los sondeos dan como ganador en la primera vuelta de los próximos comicios presidenciales.

    "No quiero a mi país condenado a vivir entre el espectáculo humillante que estamos viviendo ahora -dijo Sarkozy en referencia a Hollande- y a la perspectiva de un aislamiento total, que es el FN".

    En su primera entrevista televisiva desde que anunció su regreso, Sarkozy evitó detallar sus proyectos, pero aseguró a las empresas y a los votantes que ha escuchado sus preocupaciones.

    "Hoy el crecimiento global ha vuelto al 4 por ciento, Alemania está prosperando, Europa no está en crisis, y aun así nosotros seguimos estancados. ¿Por qué? Porque nuestro modelo debe ser reestructurado completamente", dijo Sarkozy.

    Según el exmandatario, lo que importa es establecer un sistema de impuestos que permita a las empresas generar empleos y crecimiento, lo que evitaría que los jóvenes abandonen Francia buscando un mejor porvenir en el extranjero. "Si cobras más impuestos a la gente y a las empresas, ¿cómo esperas que sean competitivos? Si las empresas pierden participación en el mercado, ¿cómo esperas que el desempleo no aumente?", aseguró.

    Batalla interna en la derecha

    El regreso de Sarkozy ha puesto en alerta al resto de candidatos a liderar la derecha. La primera batalla se sitúa en el control del partido, la UMP, pero todos los contendientes saben que la batalla decisiva se librará por la investidura interna para competir en las presidenciales de 2017. Si bien Sarkozy tiene casi asegurada la jefatura del partido frente a dos candidatos poco conocidos, la batalla por la candidatura presidencial se anuncia feroz, con dos ex primeros ministros que no tienen intenciones de dejar el campo libre al expresidente.

    El primero es Alain Juppé, que a sus 69 años se posiciona como el rival más serio de Sarkozy dentro de su propia familia política, además de tener más posibilidades de derrotar al ultraderechista Frente Nacional en la segunda vuelta de las presidenciales llegado el caso, aparte del propio Sarkozy.

    El segundo es su ex jefe de Gobierno, François Fillon, un enemigo mayor que cuenta con un centenar de diputados afectos. Fillon, cuya relación con Sarkozy no es muy estrecha, sacó las primeras armas de la batalla en un discurso ante militantes del partido en el que afirmó: "No soy partidario de los salvadores, sino de las ideas", en clara alusión a Sarkozy.

    ¿Una escapatoria a la justicia?

    El regreso de Sarkozy se produce al tiempo que afronta más de media docena de investigaciones judiciales relacionadas con su gestión como presidente de Francia o como líder de su partido.

    En una de las causas por "tráfico de influencias", "corrupción activa" y "revelación de secretos", Sarkozy ya fue imputado. En concreto, se sospecha que obtenía información reservada de las causas en las que aparecía implicado a cambio de promover la carrera de un magistrado del Tribunal Supremo. Hace poco, la justicia decidió paralizar la investigación a la espera de resolver los recursos de Sarkozy y su abogado, también imputado.

    Las otras causas conciernen a una supuesta contribución económica del derrocado dictador libio Muamar Gadafi para financiar su campaña a la Presidencia en 2007, un asunto de contratos con encuestadoras sin que se mediase licitación, la financiación irregular de su campaña en 2012 y el caso del arbitraje del empresario Bernard Tapie.

    Todo esto ha llevado a algunos comentaristas a preguntarse si su regreso a la política, con miras en la Presidencia, no esconde una huida de la justicia.

    De lo que no cabe duda es de que el regreso de Sarkozy llega como un pequeño sismo que sacude el panorama político galo, y el mayor beneficiado de su retorno podría ser quien menos se espera: Hollande.

    De cierta manera, hasta ahora, en el ring estaba Hollande contra Hollande, explican los analistas. Es decir, el candidato Hollande que hizo una campaña de izquierdas y que prometió el regreso del crecimiento, contra el presidente Hollande, que ha sufrido un desplome de su popularidad a un mínimo histórico. El regreso de Sarkozy podría relativizar las críticas contra Hollande y unir en el rechazo a Sarko a una parte de los electores que empezaban a desertar las filas socialistas.