Europa

El primer ministro georgiano manifiesta su deseo de mejorar las relaciones con Rusia

    Bandera de Rusia <i>Foto: Archivo</i>


    El nuevo primer ministro de Georgia, Irakli Garibashvili, ha manifestado este miércoles que su Gobierno mantendrá una línea pro occidental, si bien ha indicado que Tiflis intentará mejorar sus relaciones con Moscú, deterioradas tras la breve guerra entre ambos países en 2008.

    El Parlamento georgiano ha confirmado a Garibashvili en el cargo con 93 votos a favor y 19 en contra, poniendo fin a una transición política que ha dado carpetazo a casi una década en el poder del expresidente Mijail Saakashvili, quien hizo del acercamiento a Occidente uno de los pilares de sus políticas.

    Georgia mantiene lazos cercanos con Washington y ha expresado su voluntad de firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea, así como de unirse a la OTAN, posibilidad a la que el Gobierno ruso se opone firmemente.

    "La aspiración hacia la UE y la OTAN es el camino correcto para nosotros. Continuaremos avanzando paso a paso", ha dicho Garibashvili durante una comparecencia ante el Parlamento previa a la votación. "El Gobierno intentará también superar la crisis en las relaciones con Rusia", ha remachado.

    Con el cumplimiento de su segundo mandato, Saakashvili dejó el mes pasado finalmente el poder que ganó en noviembre de 2003, al liderar la llamada Revolución de las Rosas, que forzó la dimisión del entonces presidente Eduard Shevardnadze e inició una nueva etapa de tensas relaciones con Rusia que culminaron en la guerra de 2008 por Osetia del Sur, territorio autoproclamado independiente de Georgia que, tras un conflicto que dejó casi 300 muertos entre ambos bandos, se encuentra hoy en día bajo control de facto de Moscú.

    Saakashvili ha sido incapaz de aprovechar la positiva inercia económica de su primer mandato, cuando inició una serie de reformas para revivir una economía colapsada pero a costa de la creación de un monopolio de poder que ha fracasado, según sus críticos, a la hora de mejorar las condiciones de vida de los georgianos.

    Hoy en día, Georgia sigue siendo uno de los países más pobres del continente europeo, donde la inversión exterior brilla por su ausencia, su sector agrícola heredado de la Unión Soviética está subdesarrollado y el nivel de paro alcanza, según encuestas, el 46 por ciento.