Europa

Berlusconi revoluciona su formación y se prepara para nuevas elecciones

    Silvio Berlusconi. <i>Imagen: EFE</i>


    "¡Lo conseguimos! La Comisión Europea anuncia su visto bueno a más flexibilidad de balance para los países como Italia con las cuentas en orden". El primer ministro italiano, Enrico Letta, ha celebrado con entusiasmo en Twitter el reciente aflojamiento de los vínculos europeos, que aseguran al país transalpino una bocanada de aire fresco de 7.000 millones de inversiones para relanzar la economía. Berlusconi resucita

    Sin embargo, los problemas de Letta se encuentran en Roma, donde su heterogénea mayoría sigue sin encontrar paz. La última amenaza ha llegado nada menos que de Mario Monti, antecesor de Letta y hasta ahora uno de los más entusiastas partidarios del Gobierno de amplia coalición: "Sin un cambio de rumbo no podemos seguir apoyando esta coalicción", ha dicho el tecnócrata quejándose de la ambigüedad y la escasa eficacia de las medidas aprobadas hasta ahora por el Ejecutivo.

    En una reunión entre los diferentes partidos que apoyan el gabinete, Letta intentó cerrar las filas de su mayoría con el objetivo de llegar "firme" al semestre de presidencia italiana de la UE -que empezará en julio de 2014. Los ministros han fijado las prioridades para los próximos meses: el Gobierno empezará por confirmar la abolición de las provincias (superando las dudas del Tribunal Constitucional italiano) y busca eliminar definitivamente el impuesto sobre la primera vivienda (IMU) a mediados de agosto. Otras medidas anunciadas preven el hallazgo de los recursos para evitar la subida del IVA (de momento sólo ha sido desplazada 3 meses) y un nuevo plan de pago a proveedores.

    Berlusconi tiene un plan B

    Se trata de objetivos ambiciosos para un Ejecutivo que hasta ahora se ha limitado a esperar. Por esto Berlusconi ya está preparando un as en la manga; un plan destinado a convertirse en la primera opción en caso de que el Supremo transalpino confirme su condena por el caso Mediaset.

    Il Cavaliere está estudiando eliminar el Pueblo de la Libertad (PDL, partido nacido en 2008 por la fusión de la berlusconiana Forza Italia y de la derecha postfascista de Gianfranco Fini) y volver a correr con el nombre de su primer movimiento.

    La nueva Forza Italia tendrá una estructura muy ligera, especialmente ahora que se está aprobando en el Parlamento una medida para eliminar la financiación pública a los partidos. Está previsto también que los coordinadores regionales se conviertan en directivos, todo un reestreno del partido-empresa, que Berlusconi presentó con éxito a los italianos en 1993.

    Y con el fundador desgastado por 20 años de política y de problemas judiciales, el nuevo movimiento busca un heredero: ¿quién mejor que Marina Berlusconi, hija mayor de Il Cavaliere, presidenta de la editorial Mondadori?

    Hasta ahora se trata de rumores, pero en el círculo más cercano al líder consideran a Marina como la única capaz de hacer frente a Matteo Renzi, el alcalde progresista de Florencia que se prepara a hacerse con el liderazgo del Partido Demócrata (PD). De hecho, los enfrentamientos internos al principal partido de la coalición - que tuvo que aliarse con Berlusconi para gobernar - también están desgastando el Ejecutivo. El PD todavía no ha fijado la fecha para el congreso destinado a relevar al secretario Pier Luigi Bersani, que dimitió en abril tras la imposibilidad de formar un Ejecutivo de izquierdas.

    Una victoria congresual del alcalde de Florencia -cuya ambición es más la Presidencia de Gobierno- podría peligrar la estabilidad del Ejecutivo alimentando la rivalidad entre los dos lideres de nueva generacion, Letta y Renzi, procedentes de las filas de los católicos progresistas.

    Así, a pesar del optimismo que profesan el primer ministro y su segundo, el berlusconiano Angelino Alfano, los frentes abiertos en la mayoría de Gobierno empiezan a ser demasiados. Y con la crisis de Egipto y Portugal otra vez en el punto de mira de los mercados, un desgaste del Ejecutivo italiano podría resultar fatal para la recuperación de la economía.

    Aunque haya conseguido en 2013 un déficit por debajo del 3%, Roma sigue teniendo dificultades en el crecimiento, el primer trimestre de 2013 marca un descenso del PIB del 2,3 por ciento con respeto al año anterior, registrando el séptimo trimestre consecutivo de caída.

    En consecuencia, la deuda sigue creciendo y ya ha superado el 130 por ciento del PIB: un montante de más de 2 billones de euros difícil de gestionar si la situación vuelve a enfearse en los mercados.