Europa
David Cameron es el nuevo primer ministro británico tras la dimisión de Brown
El líder del Partido Conservador británico, David Cameron, se ha convertido hoy martes en el primer ministro británico en una comparecencia en el palacio de Buckingham con la reina Isabel II minutos después de la dimisión oficial del hasta ahora primer ministro y líder de los laboristas, Gordon Brown.
Los conservadores han logrado acceder al gobierno tras un pacto con los liberales de Nick Clegg, la gran sorpresa electoral en Reino Unido que no sólo ha acabado con 13 años de gobierno laborista sino con el bipartidismo continuado que gobernaba el país desde la II Guerra Mundial.
A su llegada a Downing Street, residencia oficial de los primeros ministros británicos, Cameron ha señalado los graves "desafíos" que afronta el país e indicado que hay "restablecer la confianza en nuestro sistema político". Para lograrlo, él y el líder liberal demócrata, Nick Clegg, están dispuestos a superar sus diferencias para garantizar un gobierno estable.
Rinde tributo a Brown
Cameron se convirtió en nuevo primer ministro del Reino Unido después de que la reina Isabel II le encargara la formación de un nuevo gabinete. El nombramiento de Cameron, ganador sin mayoría absoluta de las elecciones generales del 6 de mayo, se produce después de que el hasta ahora jefe del Ejecutivo, el laborista Gordon Brown, presentara su dimisión del cargo.
Con 43 años, Cameron, que acudió a la audiencia acompañado de su esposa Samantha, será el primer ministro más joven que ha tenido Gran Bretaña desde el siglo XIX. Después de su reunión con la soberana, el líder "tory" se trasladó al número 10 de Downing Street, donde en los últimos tres años ha residido Brown, tras suceder a su correligionario Tony Blair en el 2007. Al llegar a su nuevo hogar, Cameron rindió tributo a su predecesor por su "historia de servicio público".
Al no obtener la mayoría absoluta en las elecciones del 6 de mayo, donde los "tories" ganaron 306 escaños de los 326 necesarios, el Partido Conservador se vio obligado a negociar con los liberales de Clegg. EFE
La dimisión de Gordon Brown
El primer ministro Gordon Brown ha presentado esta noche oficialmente su dimisión ante la reina Isabel II, en una breve audiencia con la monarca en la que ha pedido que llamase al conservador David Cameron para formar un gobierno oficial. Algo que la Isabel II ha hecho segundos después.
Brown, visiblemente emocionado, había anunciado pocos minutos antes su intención de dimitir, en una declaración solemne frente al número 10 de Downing Street, su residencia oficial desde junio de 2007, cuando heredó el cargo de Tony Blair, tras haber sido durante 10 años su ministro de Finanzas.
"En caso de que la Reina acepte, le aconsejaré que invite al líder de la oposición a que busque formar gobierno", ha agregado sin citar el nombre de Cameron. "Deseo buena suerte al próximo primer ministro cuando deber tomar importantes decisiones para el futuro", ha agregado acompañado de su esposa Sarah.
"Mi dimisión como líder del partido laborista es efectiva inmediatamente", ha declarado antes de dar las gracias a toda la gente que le ha rodeado durante estos años, ministros, diputados y empleados de su oficina y "por encima de todo" a su esposa Sarah, que le acompañaba en este difícil momento. "Y en momentos en que abandono el segundo trabajo más importante que jamás he tenido, aprecio todavía más el primero, como esposo y padre. Gracias y adiós", ha concluido antes de que sus hijos John y Fraser se reunieran con sus padres para una última instantánea familiar.
Guerra de sucesión a la británica
Al anunciar que dejará pronto el liderazgo del laborismo, Gordon Brown dio el pistoletazo de salida de una guerra por la sucesión, en la que el actual jefe de la diplomacia David Miliband aparece como favorito. Para evitar cualquier interferencia con las negociaciones que los laboristas llevaban a cabo con los liberal demócratas, el Partido Laborista fijó el lunes reglas estrictas: los candidatos no deben declararse antes de que haya un acuerdo de gobierno.
La prensa, sin embargo, no esperó para especular sobre los méritos de los candidatos potenciales: David Miliband, su hermano Ed, ministro de Medio Ambiente, y los titulares de Interior, Alan Johnson, y de Educación, Ed Balls, por citar sólo algunos.
Brown, que sobrevivió a varios intentos de golpe internos desde su llegada al poder en 2007, creó la sorpresa el lunes revelando que renunciaría al liderazgo del partido laborista -y por tanto a Downing Street- antes del congreso anual de su partido, a finales de septiembre en Manchester.
Miliband, ¿el caballo ganador?
Los conservadores, furiosos, denunciaron una maniobrapolítica destinada a facilitar una "coalición de perdedores" entre los laboristas, segundos en las elecciones, y los liberal demócratas de Nick Clegg, terceros. En esta futura lucha fratricida, un hombre aparece como gran favorito de los medios de comunicación y las casas de apuestas: David Miliband.
Es joven (44 años), brillante, ex protegido de Tony Blair, ministro de Relaciones Exteriores desde hace tres años, respetado por sus homólogos en el extranjero hasta el punto de que su nombre circuló como posible candidato al nuevo cargo de jefe de la diplomacia de la Unión Europea.
En 2008, anunció que estaba dispuesto a desafiar a Brown, pero debido a una falta de apoyo suficiente entre los laboristas, renunció in extremis. En su camino, se cruzará sin duda con Ed Balls, el ministro de Educación. A sus 43, este ex alumno de Oxford y Harvard no tiene perfil internacional, pero aconsejó a Brown en asuntos económicos durante 10 años.
El jovial ministro del Interior, Alan Johnson, de 59 años, muy popular entre la militancia, podría estar tentado por la aventura. Como el hermano de David Miliband, Ed, de 40 años, ministro de Medio Ambiente. Podría conciliar a los partidarios de Brown y Blair en el seno de los laboristas, según la prensa.
Esta elección de un nuevo líder laborista, la primera desde 1994, debería durar todo el verano boreal. Tres colegios diferentes deberán pronunciarse: los miembros electos, los no electos y las organizaciones afiliadas como los sindicatos. El elegido debería ser "coronado" por el partido en su congreso anual de finales de septiembre.