Europa
Nick Clegg, el Robin Hood moderno y ateo que podría gobernar Reino Unido
Sorpresa electoral en Reino Unido. Contra todo pronóstico, los sondeos han dado como vencedor del histórico debate televisado que este jueves ha enfrentado en Manchester a los tres principales candidatos a los comicios británicos del 6 de mayo al candidato del Partido Liberal Demócrata, Nick Clegg. Pero, ¿quién es este hombre? ¿Qué defiende? ¿Quién le vota?
Nick Clegg se ha presentado a sí mismo como una "alternativa creíble y justa" al tradicional bipartidismo para llevar el equilibrio a Reino Unido. Detrás de tan pomposas declaraciones se esconde un británico de 43 años, padre de familia de tres hijos casado con una vallisoletana - por lo de que ganar las elecciones la primera dama inglesa sería una española - y comprometido con la política desde niño.
A pesar de haber estudiado Arqueología y Antropología, Clegg ha visto la política desde muy pequeño en su casa, donde su abuelo le enseñó sus tareas en el Senado ruso. Así, al finalizar sus estudios y postgrados, Clegg trabajó en la Comisión y Parlamento Europeo, casi siempre ligado a temas relacionados con Asia y especialmente Rusia. Allí conoció a su mujer, también ligada a la política al ser hija de un senador del Partido Popular español.
En su curriculum destacan, además sus dotes para los idiomas (criado en inglés y neerlandés habla también francés, alemán y español), su condición de no creyente. Un hecho relevante en un país donde el jefe de estado es el mismo de la Iglesia Anglicana, que posee poder real.
El 18 de diciembre de 2007, Clegg fue elegido líder de los Demócratas Liberales, tras ser portavoz de Asuntos de Interior del partido.
Un Reino Unido "más justo" en sólo cuatro pasos
Su programa electoral para estas elecciones se basa en "cuatro pasos" con los que pretende asegurar "la equidad en la sociedad británica" ya que, defiende, la "tragedia" de Reino Unido son los atascos económicos y sociales que le impiden demostrar su potencial. Así, el manifiesto, de 103 páginas, se divide en cuatro puntos: establecer impuestos más justos, dotar a los niños de más oportunidades, conseguir una economía más justa y ecológica y luchar contra la corrupción.
Entre las políticas del partido destaca el deseo de aumentar las pensiones públicas y la reducción de impuestos para las rentas pequeñas y medianas. Matizan los demócratas liberales sin embargo, que no pueden descartar que en un primer momento sea necesario subirlos para reducir el déficit público, enarbolando así la bandera de la sinceridad frente a la práctica de "engatusar" al electorado con promesas irrealizables de laboristas y conservadores. Además aspiran a limitar en 10.000 libras (11.325 euros) las donaciones políticas de cada particular.
El partido propone además un cambio constitucional que permitirá expulsar a los diputados corruptos y modificará el sistema de votación y de elección de la Cámara de los Lores, una reforma educativa para reducir el número de alumnos en una misma clase o formar a 3.000 policías adicionales en Inglaterra y Gales, entre multitud de medidas de distinta índole. Se instaura así como el Robin Hood moderno, el que 'robará' a los ricos para ayudar a los pobres.
¿La clave de un gobierno de coalición?
Pero sus promesas de justiciero sólo le han reportado un 15% de la intención de voto, según los sondeos que lo sitúan como la tercera fuerza política del país. Sin embargo, Clegg podría tener un papel clave en estas elecciones ya que los dos últimos sondeos muestran una ventaja de sólo tres y seis puntos para los conservadores liderados por David Cameron frente a los laboristas del primer ministro Gordon Brown.
Debido a las particularidades del sistema electoral británico, estos resultados, si se confirmaran en las urnas, darían el mayor número de escaños a los laboristas pero sin una mayoría clara para gobernar. Interrogado sobre a quién apoyaría en ese caso, Clegg ha insistido que su objetivo actual era ser primer ministro pero ha agregado que el partido que obtuviera el mayor número de votos y de escaños, aún sin mayoría clara, tendría el "derecho moral" de buscar la manera de gobernar.