Tomás Postigo
"Estamos en la mejor zona vitivinícola del mundo y yo quisiera hacer el mejor vino del mundo". Con este objetivo, y con el acicate de emprender un proyecto en solitario tras 30 años de dedicación al mundo del vino de Ribera, vio la luz en Peñafiel la Bodega Tomás Postigo. Una ambición que, en palabras de su fundador, no tiene por qué estar reñida con la economía: "La gente habla de un vino cuando lo prueba. Si un vino es muy caro, pocos lo van a probar. La palabra élite no me seduce".
Tomás Postigo reconoce que la tarea requiere tiempo: se da un plazo de cinco o diez años. El enólogo y bodeguero cuenta también con que la tradición continúe a través de su familia, para la que establece el listón más alto de todos. "Tengo cuatro hijos a los que, lógicamente, les quiero dejar lo mejor de mí".