Disfruta de una Semana Santa diferente
Este año la Semana Santa se celebra en abril. Aprovechando que probablemente el tiempo primaveral acompañe, puede ser el momento idóneo para disfrutar de ella de una forma diferente.
España es un país de tradición católica. La Semana Santa a lo largo de toda la geografía nacional se asocia con liturgias, procesiones y al recuerdo de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Andalucía destaca cada año por el fervor de sus ciudadanos cuando llegan estas fechas, siendo la Semana Santa de Sevilla una de las más conocidas. Su espectacularidad, sus pasos, imágenes, procesiones, bandas de música y el sentimiento de los sevillanos hacen que sea admirada en el mundo entero.
Pero no es la única, por eso desde Guía Repsol presentamos alternativas menos populares que la Semana Santa sevillana, como son la de Cuevas del Campo en Granada y la de Tamborrada de Hellín, en Albacete.
Una Semana Santa Viviente
En el norte de la provincia andaluza de Granada se encuentra Cuevas del Campo, un pequeño municipio que no supera los 2.300 habitantes. Cada Semana Santa se convierte en la ciudad de Jerusalén de dos mil años atrás para recrear con referencias históricas del Evangelio de San Mateo la vida de Jesús de Nazaret. En los seis últimos años 40.000 personas han sido testigos de sus representaciones, una cifra que aumenta cada año.
La Semana Santa Viviente ha sido reconocida por su profesionalidad y espectacular belleza como Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía. También ha sido premiada con el Premi Generalitat de Catalunya 2001, Premi Internacional Mundo Teatre 2004 y dos premios Padul Cofrade 2006 a la imagen y al contenido.
El Domingo de Ramos el pueblo amanece convertido en el Jerusalén de Cristo, con más de 600 actores perfectamente caracterizados y recreando los oficios de la época. Además de la puesta en escena también ofrecen actividades gastronómicas, para que el visitante sienta que ha viajado en el tiempo.
El Viernes Santo se celebra el acto central, el Drama de la Pasión, una representación silenciosa de dos horas en la que todo el esfuerzo y trabajo del municipio queda latente.